El manejo de la alimentación de la cerda gestante no suele ser un tema preocupante en las explotaciones de porcino. Sin embargo con la entrada en vigor de las nuevas normativas de bienestar animal, que obligan a cambiar el sistema de alojamiento pasando a gestaciones en grupo, el manejo de la alimentación pasa a ser uno de los puntos clave para mantener un buen nivel de producción y no repercutir sobre el retorno económico y los beneficios de la explotación. Sin embargo, en ambos sistemas de alojamiento pueden existir situaciones donde el manejo del pienso puede derivar tanto en una alimentación inadecuada como en desperdicios innecesarios. En el presente artículo se exponen dos casos prácticos que repercuten sobre la productividad técnica y/o económica de la granja.
Caso 1
En un estudio realizado por el SNiBA en la UAB para determinar el efecto de la adecuación de la cantidad de pienso ofrecida por los dosificadores en cerdas gestantes, se observó que, partiendo de la misma regulación de los dosificadores, la cantidad de pienso ofrecida variaba en función de la posición de la cerda en la línea de alimentación respecto al silo. Se pudo observar que en las posiciones más cercanas al silo, recibían mayor cantidad de pienso que los animales situados al final de carrera (Figura 1).
En primer lugar cabe destacar la desviación que ofrecen los sistemas automáticos de alimentación y dosificación de pienso para cerdas gestantes respecto a la cantidad teórica ofertada al animal, generalmente difícil de predecir, ya que esta variación suele estar más asociada a la instalación que al sistema de alimentación. Cabe destacar que en la Granja 1 el equipo de distribución y dosificadores de pienso son nuevos y en la Granja 2 los dosificadores son antiguos (más de 10 años). En segundo lugar, es importante apreciar que independientemente de la instalación, los animales situados al inicio de línea (posición más cercana al silo) reciben mayor cantidad (P<0,001) tanto respecto a la cantidad teórica establecida por dosificación (en volumen) como respecto a las compañeras de banda situadas en posiciones más alejadas.
Este hecho se explica por el efecto de compactación que se produce dentro del dosificador (en las posiciones iniciales) por la acción del sinfín transportador hasta llegar al final de carrera, siendo más acusado conforme más larga sea la línea de alimentación o la nave. Cabe tener en cuenta que este hecho puede suponer un diferencial en la cantidad de pienso ofrecido entre animales de una misma banda de cubrición/gestación de alrededor de 160 g por toma, siendo un caso evidente de nivel de alimentación inadecuado y de su correspondiente impacto económico. Los resultados sugieren que es conveniente reajustar de forma dinámica los dosificadores en función de la condición corporal (o otros medios eficientes de predicción del PV para ajustar las necesidades del animal) de la cerda, con una frecuencia mínima de 3-4 semanas.
Figura 1. Variación de la cantidad de pienso ofrecida a las cerdas gestantes alimentadas mediante un sistema automático comercial con dosificadores, en función de la posición en la línea respecto al comedero y partiendo de la misma dosis.
Caso 2
En otro ensayo realizado por Solà-Oriol et al. (2010) se estudió el efecto del tipo de alojamiento y sistema de alimentación (restringidas/jaulas vs ad libitum/grupo) utilizado a partir del primer tercio de la gestación y hasta el parto, con un protocolo de manejo donde la mayoría de las cerdas alternaban una gestación en jaulas con la siguiente en patios. Se estudiaron los datos productivos de un total de 451 gestaciones (jaulas (n=236) o patios (n=215)). En base al protocolo de manejo descrito, los resultados productivos apenas se vieron afectados, tan solo se asistió a un aumento del intervalo destete-cubrición para los animales que habían gestado en grupo respecto a aquellos animales que gestaron en jaulas (13,6 vs. 6,33 días; P<0,001). También se pudo observar que partiendo de la misma explotación, genética y pienso, los animales alojados en grupo presentaron un CMD de 4,4 kg respecto a los 3,0 kg consumidos por los animales alojados en jaulas entre el día 35 y 110 de gestación.
En una segunda fase, se evaluó el efecto de someter a las cerdas durante dos gestaciones consecutivas en el mismo tipo de alojamiento (restringidas/jaulas vs ad libitum/grupo). Se pudo observar que además de los días no productivos se afectaron otros índices productivos (Tabla 1) y que la diferencia en la ingestión de pienso se mantenía.
Alojamiento gestación | |||
Jaula | Patio | P-valor | |
Nº Cerdas | 43 | 37 | - |
Nacidos totales | 15,52 | 15,35 | 0,845 |
Nacidos Vivos | 13,86 | 12,67 | 0,151 |
Nacidos Muertos | 1,31 | 2,27 | 0,001 |
Momias | 0,36 | 0,41 | 0,08 |
Nº Destatados | 11,86 | 10,38 | 0,049 |
IDC (días) | 4,31 | 14,32 | 0,001 |
Tabla 1. Parámetros productivos después de dos gestaciones consecutivas en jaula o patio.
En base a estos resultados podemos concluir que: a) aunque el sistema de alojamiento alterno jaulas-parques no resulta en un descenso muy marcado de la producción y podría considerarse transitoriamente para realizar la conversión de jaulas a parques (hasta el 2013), muy posiblemente se acorta la vida productiva de las cerdas; y b) fijando un coste medio de dieta de gestación de 0,18 €/kg pienso y un valor medio del lechón al destete de 29 €/lechón, el diferencial de costes por consumo de pienso del día 35 a 110 de gestación (?1,4 kg/pienso y día), el consumo de pienso asociado a los días no productivos (10 días), y la reducción de 3,4 lechones destetados por cerda y año, puede representar más de 150 € por cerda y año, de forma que estaríamos delante de una situación claramente inviable.
Ambos ejemplos demuestran que la adecuación de la alimentación durante la gestación, sigue siendo un factor clave para garantizar la eficiencia y el nivel productivo de la explotación.