En los últimos años han proliferado las acciones de desarrollo tecnológico dirigidas a la ganadería porcina destinadas básicamente a aumentar la eficiencia operativa de las granjas, con un éxito significativo.
Por otro lado, el sector está experimentando desafíos crecientes debido al bajo compromiso del equipo y la alta rotación. Las principales razones provienen de problemas que llamo invisibles, porque son frecuentes, pero no siempre aparentes, terminan siendo ignorados y generando retrasos, reprocesos y pérdidas de tiempo considerables. La explicación puede estar en que aún no se ha invertido suficiente tiempo y dedicación para comprender mejor los cambios en la forma en que las personas y los equipos de la nueva generación se están comportando en el entorno laboral.
Mientras tanto, aumentan las quejas de productores sobre la dificultad de promover la retención de personas que trabajan en sus granjas. Este hecho les impide hacer un mejor uso de sus recursos y potencial productivo. Resultado: ávidos de superación, crearon una búsqueda incesante de un modelo de gestión ideal, tratando de copiar lo que hacen las granjas de alto rendimiento para sobresalir. Centrados casi en su totalidad en soluciones técnicas, dejan de lado la búsqueda de una mejor comprensión de los problemas de naturaleza conductual.
Una encuesta realizada hace varios años por la respetada y relevante revista Você SA, ya mostraba que el 87% de los despidos ocurren por problemas de comportamiento y solo el 13% por problemas técnicos, citando como insuficiencias la falta de compromiso y de iniciativa, el mal manejo de prioridades, la falta de autocontrol y la resistencia al cambio, lo que finalmente resulto en el despido de los empleados.
Un agravante a la hora de afrontar este tipo de retos es que no se puede solucionar con intervenciones meramente técnicas. Su solución debe ser adaptativa, es decir, con medidas encaminadas a adaptar el contexto y los procedimientos al comportamiento de las personas y la cultura de la granja.
Los problemas técnicos rutinarios, fácilmente visibles, pueden resolverse con los conocimientos existentes (intensificar los procedimientos de higiene en el momento de la inseminación para reducir los casos de flujo en las cerdas, por ejemplo); los desafíos adaptativos solo pueden resolverse mediante cambios en las prioridades, la mentalidad y los hábitos de las personas. Sin embargo, muchos problemas son mixtos y requieren intervenciones técnicas o de adaptación, o ambas.
Un ejemplo de un problema técnico es la falta de un estándar de manejo del parto entre los miembros de un equipo de maternidad, lo que genera incertidumbres o errores de diagnóstico cuando hay más pérdidas de lechones de las esperadas al nacer. La solución técnica es la creación de procedimientos operativos estándar para la gestión de granjas, los llamados “POP's”. Sin embargo, por falta de costumbre o instrucción, el gerente y el equipo pueden tener dificultades para implementarlos y asegurar su efectividad en el tiempo. Ahora, tenemos un problema que requiere una solución adaptativa, ya que el líder debe considerar el perfil de comportamiento de su equipo para adaptar el nuevo proceso a la rutina de la granja.
Seguí una granja que había estado luchando durante meses con el bajo rendimiento de lechones de recría. Luego de un diálogo franco y largo con el equipo, el gerente descubrió que el coordinador del departamento estaba experimentando sucesivos conflictos con dos de sus cinco empleados, lo que le hizo sospechar que esa era la razón principal de la caída de los resultados. Otro problema de comportamiento hasta ahora invisible y que necesitaba una solución adaptativa. Sin embargo, hasta llegar a esta conclusión, se desperdició mucho tiempo y dinero en análisis técnicos lentos e innecesarios y varios cambios en los protocolos de manejo y medicación.
Identificar y tratar los problemas de adaptación es una tarea desafiante que exige más de las personas. Pueden explicar porque tantas granjas con recursos tecnológicos y manejo similares tienen diferencias significativas en el desempeño de sus índices zootécnicos y económicos.
Me gusta una frase que se aplica perfectamente a este tema, supuestamente citada por Albert Einstein: “No todo lo que se puede contar cuenta, y no todo lo que cuenta se puede contar”. Los retos adaptativos, difícilmente medibles, pesan sobre la cuenta empresarial enmascarando la verdadera causa de los problemas o reduciendo la capacidad de decisión de los líderes.
Lo que ha sido reportado por innumerables gerentes y empleados es que gran parte de estos problemas, generalmente de relaciones interpersonales, son “tirados debajo de la alfombra”, ya que muchas veces son difíciles de resolver, y muchos gerentes tienen dificultades para liderar, estimular y mantener diálogos productivos con sus empleados. Esta actitud da lugar a sucesivos conflictos e insatisfacciones por ambas partes que, poco a poco, se van apreciando por el bajo nivel de compromiso y por los despidos voluntarios e involuntarios.
Acciones simples pueden ser la respuesta a este tipo de desafíos, comenzando con una actitud de apertura y disposición para comprender las dificultades y conflictos dentro de los equipos. Es importante mantener regularmente la proximidad física con el equipo y desarrollar el hábito de fomentar el diálogo individual y franco con los empleados, haciendo las preguntas correctas y buscando soluciones realistas. El objetivo es percibir múltiples puntos de vista, comprender los pros y los contras de cada uno y buscar honestamente construir nuevas perspectivas e ideas, en lugar de desperdiciar energía acumulando las consecuencias de problemas aparentemente invisibles o ignorados.
En la próxima entrega veremos algunos ejemplos de problemas que han sido superados por medio de soluciones adaptativas.
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