Introducción
El equilibrio de la microflora favorece un adecuado desarrollo y maduración del sistema inmune de base mucosal entérica —donde se producen hasta el 65-70% de las células de defensa—, reduciendo el riesgo de patologías colibacilares post-destete. En las estrategias nutricionales deberemos tener en cuenta a la cerda, al lechón, y a su flora.
El peso de los lechones es un importante factor de riesgo, bien sea al nacimiento como al destete. A menor peso, mayor riesgo de trastornos colibacilares. La nutrición de la cerda en su primer y último mes de gestación, en el periparto y durante toda la lactación nos ayudará a reducir la incidencia de cuadros enterotóxicos en lechones después del destete (foto 1).
Foto 1: Elevado peso de lechones al destete ⇒ Menor riesgo de patologías colibacilares.
El desarrollo gastrointestinal pre y post-natal es un proceso dinámico y prepara al lechón para su crecimiento futuro. Antes del nacimiento, la maduración del tracto gastrointestinal se ve influida por el estímulo luminal y factores hormonales. En las últimas semanas de gestación el tracto gastrointestinal crece muy rápidamente y sufre cambios en su maduración ligados a la acidez del estómago, la concentración de quimiotripsina y amilasa pancreática, los niveles de tripsina y lactasa intestinal, y la absorción de glucosa y proteína.
Desde el punto de vista nutricional hay 2 momentos clave en el desarrollo del tracto digestivo de los lechones: el momento posterior al parto y la brecha inmunitaria de las 3-6 semanas de vida.
La ingesta de calostro tiene un rol crítico en el crecimiento y maduración del tracto digestivo (Pluske, 2015), y su ingesta adecuada como primer nutriente es básica para reducir la incidencia de cuadros colibacilares durante la lactación y fases posteriores.
La brecha inmunitaria de las 3-6 semanas de vida es el momento de mayor riesgo, y es donde debemos asegurar que los lechones ingieren una cantidad de alimento suficiente para cubrir sus necesidades básicas sin alterar su flora digestiva, que es altamente dinámica en las 2-3 semanas post-destete.
Después del destete, los lechones tienen unos elevados requerimientos nutricionales de agua de bebida de calidad óptima (físico-química y microbiológica), que supone la base nutricional complementaria al pienso en su alimentación. El agua de bebida es una de las fuentes más importantes de diarreas neonatales desde el punto de vista nutricional (supone el 10% del peso vivo de un lechón). El papel del agua de bebida en funciones básicas del organismo es fundamental (termorregulación, homeostasis, transporte de nutrientes y hormonas, equilibrio hídrico, síntesis de proteínas y mantenimiento y crecimiento de tejidos, entre otras), así como su interacción en conductas de comportamiento: si un lechón no bebe lo suficiente no come el pienso que necesita para cubrir sus necesidades básicas.
El objetivo de las principales estrategias nutricionales, tanto de principios básicos como de aditivos y materias primas, es garantizar un efecto beneficioso sobre la flora digestiva de los lechones y su salud intestinal tras el destete, y de esta manera reducir el riesgo de padecer cuadros colibacilares. La flora comensal del tracto digestivo (> 1.000 especies) tiene mayor influencia en la salud y enfermedad de los cerdos de lo que se pensaba (Lewis, 2013).
A. Recomendaciones en principios nutricionales
- Proteína: aportar una proteína dentro de unos límites máximos (20%) considerando que los lechones no van a digerir más del 45%. Su metabolismo provoca una elevada producción de aminas biógenas que alteran la flora digestiva. Debemos formular piensos de lechones con proteínas de alta digestibilidad (> 85%), con un porcentaje elevado de proteínas animales sobre las vegetales.
- Lípidos: son la principal fuente de energía en los piensos de lechones. Su aporte es esencial para la síntesis proteica y para un buen crecimiento de los lechones. Se requieren fuentes de grasas de elevada digestibilidad y calidad nutricional (bajo porcentaje de acidez y peróxidos, y bien estabilizadas). Por ejemplo aceites de pescado, soja o coco, manteca de pastelería, o lecitinas. Los lípidos también aportan energía a la flora digestiva y facilitan su equilibrio.
- Hidratos de carbono: las fuentes de azúcares como fuentes de energía de fácil asimilación (lactosa, dextrosa) nos aportan una fuente de energía de calidad para nutrir a la flora saprofita y tener un menor riesgo de diarreas hasta las 6 semanas de vida. Posteriormente, debido al cambio de flora digestiva y producción enzimática endógena del lechón, dichas fuentes de carbohidratos no son recomendables. La inclusión en dietas de almidones resistentes tipo 1-3 puede alterar la microbiota de forma beneficiosa y la producción de ácidos grasos de cadena corta. En dietas con almidón de maíz modificado enzimáticamente (almidones resistentes tipo 4), podemos encontrar alteraciones en la flora en favor de las enterobacterias del íleon frente a lactobacilos con un incremento de las fermentaciones en intestino grueso y mayor producción de ácidos grasos de cadena corta.
- Fibra: las dietas de primeras edades tienen que tener bajos niveles de fibra insoluble y ciertos porcentajes de fibra soluble fermentable a efectos de mantener el equilibrio de la flora digestiva y no acelerar el tránsito intestinal, ya de por sí muy rápido en los lechones recién destetados.
B. Recomendaciones en materias primas y aditivos
- Ácidos orgánicos: regulan el pH y pK del lumen intestinal impidiendo la proliferación de flora patógena.
- Enzimas exógenas (alfa galactosidasa, amilasa, peptidasa, glucosidasas). La respuesta de la flora digestiva a la adición de enzimas depende del estado del lechón y de la digestibilidad de los nutrientes esenciales que contenga el pienso.
- Fitobióticos: ciertos aceites esenciales tienen actividades bactericidas y/o bacteriostáticas, así como antioxidantes e inmuno-estimulantes.
- Glutamina: mejora la morfología y fisiología del tracto digestivo.
- Minerales orgánicos: sobre todo el Cobre y el Zinc por su mayor absorción que las fuentes inorgánicas.
- Nucleótidos: mejoran la salud digestiva y el desarrollo del sistema inmune de los lechones. Trabajos recientes demuestran su efecto positivo cuando son suministrados a las cerdas en lactación.
- Prebióticos: actividad centrada en la mejora del sistema inmune entérico (principalmente mananooligosacáridos y fructooligosacáridos).
- Probióticos: actúan tanto sobre la estabilidad de la flora digestiva (favorecen el equilibrio de la flora saprofita vs patógena), al tiempo que mejoran el desarrollo inmunitario en los lechones.
- Proteínas animales: su inclusión en piensos de primeras edades en las 3 semanas posteriores al destete nos facilitan un mejor desarrollo del aparato digestivo y del sistema inmune entérico, reduciendo el riesgo de cuadros colibacilares post-destete. Más importantes cuanto menor es la edad y el peso al destete de los lechones (foto 2).
Foto 2: Aparato digestivo de un lechón de 23 días de vida.