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El destete es una de las fases más críticas en porcino, tanto desde el punto de vista social como fisiológico. Por un lado, separamos al lechón de la madre, lo llevamos a un sitio desconocido, lo juntamos con otros lechones que no son sus hermanos y le cambiamos la alimentación. Por otro lado, el lechón deja de recibir la inmunidad pasiva de la madre pero su sistema inmunitario aún no es lo suficientemente maduro para defenderlo de la mayoría de enfermedades y su sistema digestivo tampoco está del todo preparado para digerir ciertos componentes del pienso.
Todo esto se traduce muchas veces en que los lechones tardan en empezar a comer el pienso de destete más de 24h, siendo muy negativo para su salud y desarrollo. Frecuentemente esto lleva a la aparición de diarreas y a lechones debilitados que les cuesta mucho recuperarse. Lo primero que le ocurre al lechón cuando no come ni bebe es que se deshidrata y entra en un círculo vicioso donde cada vez está más débil y le costará más comer y beber.
Grafico 1. Influencia de la ganancia de peso durante la primera semana postdetete en los resultados productivos posteriores. Adaptado de Tokach et al., 1992
Para que esto se minimice y facilitar que el lechón empiece a comer lo antes posible una vez destetado, podemos poner, además del pienso, platos con agua y algún rehidratante. Estos platos los deberíamos mantener entre 2 y 3 días después del destete. Deberían ser los mismos que los que se usan en parideras para el lacto-iniciador, ya que esto facilita el consumo. Lo ideal es añadirles agua entre 2 y tres veces al día, igual que el pienso. De esta forma estamos promoviendo el consumo de agua y, por lo tanto el de pienso y, si evitamos la deshidratación, le estamos dando más oportunidades al lechón para que empiece a comer.
