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El uso de dietas bajas en proteína para cerdos en crecimiento

En las zonas de gran producción porcina la excreción de N se ha convertido en un problema medioambiental y también legal.

En las zonas de gran producción porcina la excreción de N se ha convertido en un problema medioambiental y también legal. La cantidad de N que excretan los cerdos viene determinada en su mayor parte por el volumen de proteína que ingieren y también por la calidad de esta proteína, es decir, por su composición en aminoácidos y por su digestibilidad.

En general, cuanto más bajo es el aporte de proteína en la dieta menor es la excreción de N. Normalmente se acepta que por cada punto de reducción en la proteína de la dieta se produce un descenso de alrededor del 10% en el N excretado y del 5% en el volumen de agua consumida y purines totales excretados.

Numerosos experimentos durante la última década han demostrado que es posible reducir sustancialmente el nivel de proteína en la dieta sin afectar el rendimiento de los animales siempre que se procure el mismo aporte de aminoácidos esenciales y energía. Para garantizar este aporte es importante un buen control de la calidad de los ingredientes y del pienso acabado (muestreos y análisis) que permita valorar con precisión los ingredientes empleados. También es recomendable considerar el contenido en aminoácidos digestibles ileales verdaderos o estandarizados como el parámetro de elección a la hora de cuantificar el aporte aminoacídico de los ingredientes. Este parámetro tiene en cuenta los distintos valores de digestibilidad de los ingredientes y fomenta el uso de aquellos ingredientes más digestibles, lo que repercute también en menores excreciones de N en heces.

En algunos trabajos experimentales se ha observado que cuando se mantiene el aporte de energía digestible (ED) o energía metabolizable (EM), una reducción en el contenido en proteína de la dieta provoca una tendencia hacia canales más grasas. La reducción del nivel de proteína en la dieta está asociada a una utilización más eficiente de la energía gracias a la disminución significativa de la producción de calor y pérdida de energía en orina. Esto resulta en una mayor cantidad de energía retenida con las dietas de baja proteína al mismo consumo de ED y EM, es decir, el aporte de energía neta (EN) es mayor con las dietas de baja proteína. Este efecto de engrasamiento se puede evitar si se mantiene constante el aporte de EN, que es el que realmente refleja la energía disponible para el animal.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, en la práctica es posible formular dietas de buen rendimiento productivo en base a trigo-cebada-soja suplementadas con aminoácidos industriales (lisina, metionina, treonina y triptófano) con niveles de proteína del 16.0% (25-40 kg PV), 14.5% (40-70 kg PV) y 13.5% (70-105 kg PV) y contenidos energéticos de alrededor de 2350 kcal EN/kg (3220 kcal EM/kg), 2300 kcal EN/kg (3150 kcal EM/kg) y 2260 kcal EN/kg (3100 kcal EM/kg), respectivamente.

En nuestra área geográfica los niveles de excreción de N por animal suelen ser con frecuencia elevados debido a que el nivel de proteína de la dieta es más alto de lo que realmente necesita el cerdo. En el contexto actual de precios de ingredientes y aminoácidos industriales, las fórmulas para cerdos de engorde suelen incluir un gran porcentaje de ingredientes proteicos (harina de soja, principalmente) como opción más económica para cubrir los aportes de aminoácidos esenciales lo que eleva de manera innecesaria el contenido en proteína total del pienso.

Una de las posibilidades para reducir el nivel de proteína de las dietas consiste en limitar con un máximo el nivel de proteína de la fórmula. Este cambio representará un ligero incremento en el coste del pienso, incremento que dependerá de la relación de precios entre los ingredientes, aunque en la mayor parte de las ocasiones se compensará económicamente con una mejora en los índices de conversión.

Aquellas compañías que estén formulando en términos de energía metabolizable (EM) tienen una buena oportunidad para reducir el contenido en proteína de las dietas, y por lo tanto la excreción de N en los purines, simplemente cambiando su formulación al sistema de energía neta (EN). Este sistema de energía potencia el uso de ingredientes con bajo contenido en proteína (cereales) porque les atribuye superiores valores de EN para un mismo valor de EM. Es decir, tiene en cuenta la mayor eficiencia de utilización de la energía contenida en este tipo de ingredientes. Como el precio de los ingredientes de bajo contenido proteico es generalmente inferior al de ingredientes como la soja, el resultado final es que además de reducirse el nivel de N de la dieta, se disminuye también su coste.

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