En el mercado de ayer en Lleida se consumaron 13 sesiones seguidas bajando el precio de referencia del porcino español. Desde los fastuosos 2,025 que permanecieron inalterados cuatro meses hasta el precio en vigor hoy: EUR 1,68/ kilo en vivo. En el camino, la cotización española ha perdido casi un 20 %.
El precio español cae porque está lastrado por un cúmulo de circunstancias, poco previsibles hace apenas tres meses:
- Los mercados de Terceros Países son inaccesibles a nuestro porcino; la competencia americana (Canadá, USA y Brasil) goza de unos precios imbatibles y nos está barriendo de todos los destinos asiáticos.
- Si bien los frigoríficos han recuperado margen en cierta medida, el período de cuatro meses perdiendo lo que no está escrito les ha obligado a reflexionar, refrenando sus ganas de trabajar más.
- Como todos los años, en otoño la oferta de ganado para beneficio aumenta por la mejora de las condiciones ambientales que favorecen los crecimientos.
- En un mercado bajista (es la actualidad en toda la Unión Europea) ningún operador quiere congelar, ya que más adelante los precios de la carne bajarán. Se beneficia lo que se puede vender en fresco. Nada más o casi nada más.
- Las vísceras y los productos que son materia prima para gelatina han visto derrumbarse escandalosamente sus precios; esto constituye otro factor de incertidumbre.
- Llevamos meses con menos oferta a causa del PRRS (un 8 % acumulado de menor beneficio en lo que va de año); los frigoríficos se han visto obligados a adaptar su capacidad a la menor oferta y no les es fácil aumentar súbitamente.
- Todos los países de la UE sufren el mismo fenómeno: las cotizaciones del cerdo para beneficio bajan sin parar.
La dramática reducción de beneficios en Centroeuropa (hasta del 14 % en algunos casos en el año en curso con relación al ya flojo año pasado) está dejando huecos para la carne española: los destinos asiáticos encuentran sustituto en destinos dentro de la UE.
Indudablemente asistimos a un cambio evolutivo sin marcha atrás: las exportaciones españolas a Terceros Países descienden y aumentan las exportaciones a destinos comunitarios. Creemos que difícilmente volveremos a exportar más de la mitad de nuestros envíos exteriores de porcino a países del resto del mundo.
En el interior de las fronteras de la UE, el balance de la oferta y demanda de la carne porcina está bastante equilibrado; tanto es así que la carne aguanta sus precios mientras el ganado desciende con claridad. La verdad es que una situación como la actual no tiene precedentes: el cerdo en canal ha bajado unos 40 céntimos de media en casi todos los países europeos representativos y la carne, como mucho, apenas diez en algunos cortes. La cortedad de los beneficios se compensa con una exportación extracomunitaria plana (casi nula).
Creemos que no estamos lejos del suelo en lo que se refiere al precio del cerdo. Podría muy bien suceder que el precio se estabilizara alrededor de EUR 1,60/ kilo en vivo. En cualquier caso, y ocurra lo que ocurra, el ejercicio 2023 será un buen año para los porcicultores españoles. Para los frigoríficos no, pues los cuatro meses con un precio estratosférico han significado un lastre que no se podrá soltar en las semanas que quedan. Los beneficios de ahora a final de año deberían ser muy importantes pues los cerdos ahí están y finalmente al frigorífico debería convenirle procesar cuantos más kilos mejor.
El convidado de piedra de toda la cadena de transformación porcina está siendo el fabricante de embutidos. Los precios tan extraordinarios de la carne no pudieron repercutirse en los productos transformados y esta situación existe y persiste desde hace meses y meses…
Con el paso de los años, la UE ha ido legislando y regulando el sector. Paso a paso y norma a norma se ha tejido un entramado legal que actúa refrenando la competitividad del sector porcino europeo en el Mundo. Las leyes de protección del Medio Ambiente, toda la legislación sobre bienestar animal (importantes y seguramente necesarias, pero en muchos casos exclusivas solo de Europa) actúan ocasionando costos extra que limitan nuestra competitividad en un mundo globalizado. Esto es un hecho.
Nos parece que a medio o a largo plazo la UE tendrá una tasa de autosuficiencia del 100 % o muy poco más. El centro de gravedad de la producción porcina europea se está desplazando, en un camino sin retorno, hacia el Sur.
La UE ha practicado -en los temas del porcino- una política muy proteccionista. Las trabas y dificultades a la libre importación de carne porcina extracomunitaria han imposibilitado que carnes americanas baratas (de Brasil, USA o Canadá) entraran masivamente.
Respondiendo a requerimientos y presiones de la Organización Mundial del Comercio, la UE se vio obligada hace pocos años a conceder a algunos países en forma individual algunos contingentes (cuotas) de carnes porcinas exentas de aranceles (de Canadá, de Chile…). Su impacto en la totalidad del mercado es muy poco significativo como ha quedado demostrado este año.
Estamos donde estamos. La reordenación de la producción porcina europea sigue su curso. Y el paisaje y los escenarios cambian sin parar. España, ya en su papel de líder europeo, parece estar llamada a aumentar su peso específico en el seno del porcino en la Unión Europea en detrimento de Alemania, el antiguo líder.
Como dijo el genial Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero debe de encontrarte trabajando”.
Guillem Burset
P.S.: En el artículo del mes pasado eliminamos un párrafo ya publicado por estimarlo inconveniente. Se publicó un comentario firmado por el autor rectificando el texto. Los lectores pueden recuperar esta nota rectificativa simplemente acudiendo otra vez al artículo de finales de septiembre: la nota aparece a pie de página.