El manejo de los lechones, su encalostramiento, los traspasos, su confort ambiental, etc. son factores altamente relacionados con la aparición y la gravedad de las diarreas neonatales.
La importancia del encalostramiento
Los cuatro profesionales coinciden en la importancia del encalostramiento y también en el reto que supone la aparición de las cerdas hiperprolíficas, siendo de gran importancia el suministro de calostro, en cantidad y calidad, a esos lechones pequeños cuyo número aumenta con el incremento del tamaño de camada.
En Brasil, Guedes nos cuenta que atienden al parto secando cada lechón y proveyendo de mama y calostro a cada uno. En las mejores granjas llegan a administrar calostro individualmente a los más pequeños, incluso por vía intragástrica.
Todos ellos concuerdan en que cada vez es más frecuente usar el encalostramiento secuencial (split suckling) (imagen 1) para que todos los lechones tomen suficiente cantidad de calostro.
Vraeghe cuenta que durante el parto se fijan en si los cordones umbilicales están secos para determinar qué lechones han sido los primeros en nacer y los separan durante un par de horas para permitir encalostrarse al resto.
El manejo de los lechones
Los cuatro profesionales opinan que las adopciones y retiradas deben realizarse entre 12 y 24 horas tras el parto, una vez encalostrados los lechones con sus respectivas madres.
En cuanto al traspaso de lechones, Cantín relata que tras el encalostramiento, se deben igualar las camadas por pesos y por número de tetas, adjudicando a las cerdas de segundo parto los lechones más pequeños lo antes posible. Sin embargo, con las líneas hiperprolíficas, las cerdas no pueden amamantar 15-16 lechones en todas las granjas por lo que cada granja debe analizar sus condiciones respecto a las instalaciones, alimentación, manejo, etc y, en función de eso, ver con cuantos lechones pueden cargar las cerdas. Cuando se sobrecargan las cerdas con demasiados lechones, aparece diarrea, no a los días 2-3 pero sí a los 4-5, por mala nutrición de los lechones.
Otro factor a tener en cuenta es el de las nodrizas, Ackerman explica que hay granjas en las que dejan el 5 o 10% de los corrales libres para poder meter cerdas con lechones sobrantes y de esta manera no mover a los lechones de su nave original.
Vraeghe insiste en que las granjas con problemas frecuentes de diarrea muevan los lechones antes de la aparición de la diarrea. Una vez los lechones ya están afectados, ponerse a igualar camadas es generar un caos.
Ambiente
Vraeghe enfatiza la importancia del ambiente. Explica que cuando afrontamos problemas de diarrea siempre hacen hincapié en la importancia del confort ambiental del lechón y de la cerda.
Por una parte, hay que evitar las temperaturas demasiado altas en maternidad (>26ºC) que “bloquearían” a la cerda, reduciendo la ingesta y afectando a la producción de leche. La cerda debe tener 24-25ºC alrededor del parto y poder reducir esa temperatura hasta los 21ºC pocos días después.
Por otra parte, es imprescindible conseguir un microclima para el lechón. El lechón necesita 35-37ºC los primeros días y 30-32ºC posteriormente. En Bélgica es común usar una combinación de placa térmica y foco. Lo más importante es que el ganadero aprenda a observar como yace el lechón y actúe en consecuencia.
Ackerman coincide con él, en la importancia de evitar las corrientes de aire sobre el nido del lechón. Las oscilaciones térmicas y la elevada humedad. Son claramente factores causantes de diarrea neonatal.
Bioseguridad interna
Preguntamos a los autores sobre qué medidas de bioseguridad interna consideran importantes en la prevención de la diarrea.
Guedes apunta a la limpieza de las heces detrás de la cerda los 3-4 días preparto y los 2-3 días posteriores como una medida imprescindible.
Ackerman opina que uno de los principales focos de propagación de estas diarreas es el manejo de los lechones cuando se procesan. En su experiencia los carros de procesado son un punto de infección ya que no se consiguen limpiar y desinfectar de una manera óptima entre camadas. También recomienda el cambio de guantes entre camadas.
También intenta reducir la diseminación que se produce mediante el calzado con el uso de pediluvios con desinfectante como lejía (imagen 2). Otras medidas que adoptan son minimizar las entradas dentro de las plazas de parto y también la limpieza y desinfección de los pasillos con lejía cuando destetan o mueven animales entre naves con el fin de no propagar y establecer casos crónicos de diarrea. Esto último es especialmente importante en las granjas donde la DEP o la TGE ha quedado cronificada en la granja.
Imagen 2. El uso de pediluvios a la entrada de las salas de maternidad, así como las medidas generales de limpieza y orden en la granja, son importantes para minimizar la presión de infección.
Y apunta una última idea interesante: es partidario de mezclar las cerdas primerizas y multíparas en la paridera ya que, en su opinión, las camadas de multíparas situadas entre las nulíparas actúan de barrera natural, reduciendo el riesgo de transmisión de diarrea de una camada de una nulípara a otra.
En caso de que se procesen lechones cuando ya hay diarrea, Vraeghe siempre recomienda que se empiece por las camadas no afectadas.
Cantín es más escéptico respecto a tomar medidas de higiene extras que compliquen demasiado el manejo de las granjas. Él lo tiene claro: la prevención depende mucho más de la inmunidad que factores externos. Lo básico es que la cerda tenga anticuerpos y los transmita al lechón mediante una toma de calostro adecuada. Si es así, con unas medidas normales de limpieza y desinfección no tendría que haber ningún problema. Por el contrario, cuando el lechón no tiene suficientes niveles de anticuerpos no eliminas el problema por mucho que extremes las medidas de higiene en una granja. Opina que en ocasiones todas estas medidas distraen de lo que realmente hay que abordar.
Utilizamos el resumen de Guedes para cerrar este artículo: los tres principales puntos para el control de la diarrea son el manejo del ambiente adecuado para el lechón, proveer de inmunidad a la cerda y que el lechón la adquiera mediante una toma adecuada de calostro, y el control de la presión de infección mediante limpieza, higiene y tiempo de vacío. No puede fallar ninguno de estos 3 aspectos si queremos tener un adecuado control de la diarrea.