Los cerdos requieren de varios nutrientes esenciales para satisfacer sus necesidades diarias durante el crecimiento, la reproducción, la lactancia y otras etapas. Los nutrientes básicos son el agua, los carbohidratos, las grasas, las proteínas (aminoácidos), los minerales y las vitaminas. Entre estos nutrientes, los aminoácidos (proteínas) juegan un papel vital en el desarrollo del tejido muscular. Los aminoácidos se encuentran en abundancia en la avena. La avena proporciona muchos beneficios para la salud de los animales; entre los que destaca el efecto calmante en el intestino de las cerdas que ayuda a prevenir el estreñimiento en el momento del parto (Celize Christy, 2018). Contiene altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados, fosfolípidos, proteínas de alta calidad, fibras de beta-glucano, minerales y vitaminas.
En los últimos años, la fermentación del pienso para cerdos se ha convertido en una tarea difícil para los ganaderos. Durante la fermentación se forma ácido láctico que ayuda a mantener una buena salud intestinal de los cerdos. La harina de avena proporciona beneficios dietéticos cuando se mezcla con agua y se fermenta con Lactobacillus. Muchos lactobacilos se utilizan para colonizar el tracto intestinal e interactuar con la flora nativa. La avena fermentada ayuda a minimizar las diarreas en lechones destetados. También puede prevenir el estreñimiento en cerdas gestantes y las úlceras en cerdos de engorde. Cho y Kim 2012 indicaron que la avena fermentada reduce el nivel de pH del intestino de los cerdos. Sin embargo, en ratas, los lactobacilos contribuyen a la producción de hidrolasa de sales biliares en el tracto intestinal, que puede cambiar la producción de ácidos grasos de cadena corta en el ciego, el colon distal y las heces. En la práctica, esos cambios indican que estos microorganismos probablemente sobrevivieron hasta el intestino posterior y condujeron a la modificación de la composición de la microflora (Lambo et al., 2005). El equilibrio de la microflora gastrointestinal puede ser importante en relación con las enfermedades del colon. En humanos (mujeres sanas en edad fértil), la avena fermentada podría aumentar la absorción de hierro no hemo de una dieta rica en fitato (Bering et al., 2006). Sin embargo, no hay mucha información sobre la influencia de la avena fermentada en el rendimiento del crecimiento y la salud intestinal de lechones destetados.
Teniendo en cuenta sus beneficios potenciales, planteamos la hipótesis de que la harina de avena fermentada puede garantizar una buena salud gastrointestinal para aumentar el rendimiento del crecimiento. Por lo tanto, este estudio investigó los efectos de la harina de avena fermentada sobre el rendimiento del crecimiento, la digestibilidad de nutrientes y los microorganismos del íleon en lechones destetados. Se utilizaron un total de 160 lechones destetados cruzados, que se distribuyeron aleatoriamente en uno de los cuatro tratamientos dietéticos (ocho corrales por tratamiento). En el experimento se evaluaron los efectos de la inclusión de avena fermentada (AF) frente a una dieta basada en harina de maíz y soja sobre el rendimiento de lechones destetados alimentados con dietas de alta densidad de nutrientes (AD) y baja densidad de nutrientes (BD).
Durante el estudio (días 1-42), la ganancia media diaria (GMD) y la eficiencia (G:F) de los lechones alimentados con dietas AD y AF fueron significativamente más altas que las de las dietas BD y de avena no fermentada respectivamente (figura 1). La digestibilidad aparente total de materia seca (MS) y nitrógeno (N) de los grupos AD fue significativamente mayor que la de los grupos BD (figura 2A). Los lechones alimentados con AF mostraron un mayor recuento de Lactobacillus ileal y un menor recuento de Escherichia coli en comparación con los alimentados con dietas de avena no fermentada (figura 1B). Son escasas las investigaciones que evalúan los ingredientes fermentados en la alimentación porcina. Aunque los ingredientes eran diferentes, Cho et al. (2007) informaron que los lechones alimentados con soja fermentada mostraron una mejor eficiencia alimentaria. Anteriormente, nuestro equipo de investigación informó que diferentes niveles de AF (7,5, 11,3 y 15%) podrían mejorar el rendimiento del crecimiento de lechones destetados (de 21 a 42 días de edad). La posible explicación para una mayor eficiencia del crecimiento en este estudio puede ser el bajo valor de pH de AF. El bajo pH de AF puede inhibir el crecimiento de algunas bacterias dañinas, como E. coli y Salmonella sp., y mejorar la actividad de algunas enzimas digestivas, como la pepsina (Taylor 1962; Canibe y Jensen 2003). En conclusión, la alimentación con AF frente a dietas BD demostró efectos beneficiosos sobre el rendimiento del crecimiento, la digestibilidad de nutrientes y el equilibrio de microorganismos del íleon en lechones destetados.