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Todas las variables estudiadas, a excepción de la glucosa, aumentaron durante el transporte y disminuyeron durante el tiempo de espera en matadero (cortisol: 3,47 ± 0,19, 8,52 ± 0,28 y 6,96 ± 0,18 mg/dl y glucosa: 0,54 ± 0,03, 0,44 ± 0,04 y 0,86 ± 0,03 g/l, durante la carga, descarga y desangrado, respectivamente). Los resultados mostraron también que los trayectos cortos no permiten una recuperación total al estrés. Se detectó también cierto nivel de deshidratación sobre todo durante el tiempo de espera en el caso de los trayectos de mayor duración (aumento de 6,87 ± 1,29 g/l para la concentración de proteínas totales). En relación con la estación del año, en invierno los transportes fueron ligeramente más estresantes dando lugar a peores recuperaciones durante el tiempo de espera (descenso de la CPK de -141 ± 559 y -2906 ± 730 UI/l en invierno y verano, respectivamente). Por sexos, las hembras mostraron mayor reactividad al estrés. La genética moduló el efecto del resto de factores que influyen, observando en los animales Nn una peor reacción en viajes cortos y en condiciones invernales aunque con menores niveles de deshidratación.
Los resultados muestran que bajo las condiciones del clima mediterráneo en las que se llevaron a cabo los experimentos, el estrés viene determinado en gran medida por la estación del año y la genética, de forma que una adaptación del manejo a las variaciones estacionales y una mejora de la resistencia al estrés mediante el control del gen halotano, parecen fundamentales para reducir el estrés durante el transporte.
X. Averos, A. Herranz, R. Sanchez, J.X. Comella, L.F. Gosalvez. Veterinarni Medicina. 2007. Vol. 52 (8): 333-342.
