Las cerdas de primer parto tienden a ser problemáticas en este sentido debido a su reducida capacidad de ingestión en proporción a los niveles de producción láctea que tienen, por lo que movilizan una mayor proporción de reservas para la producción de leche.
Para determinar si las primerizas grandes pueden superar este desequilibrio más fácilmente que las más pequeñas (“tamaño estándar”) se usaron dos grupos de primerizas de edad similar y el mismo grosor de la grasa dorsal al parto (21,5mm), pero con distintos pesos vivos (165 vs 195kg) y masa proteica (24 vs 30kg). El rendimiento reproductivo fue superior en las primerizas más pesadas que en las de tamaño estándar (que perdieron más proteína durante la lactación).
Trabajar con primerizas grandes puede ser una opción para reducir los problemas reproductivos posteriores de estos animales aunque también debe de considerarse el aumento de los costes de alimentación.
E. Clowes, F. Aherne, A. Schaefer, G. Foxcroft y V. Baracos. 2002. Advances in Pork Production. Vol. 13, Abstract n.15