Para la prueba se usaron 126 cerdos que recibían una dieta de 3,3Mcal/kg ED y 0,65% de lisina, a base de soja y maíz. Cada dos semanas un grupo de cerdos que recibían la dieta con maíz empezaron a recibir la dieta con trigo de modo que al final del estudio había un gradiente en el periodo en que los animales habían recibido una u otra fuente de cereales: desde 100% del tiempo recibiendo maíz hasta 100% del tiempo recibiendo trigo.
No se encontraron diferencias de rendimiento entre los animales de distintos tratamientos. Tampoco hubo diferencias en la composición de ácidos grasos ni en el color de la grasa dorsal.
Estos resultados indican que la decisión de usar trigo o maíz no debería basarse en criterios de calidad de la carne, sino más bien en criterios de coste.
SH Yungkeun, HW Soita y Pa Thacker 2005. Asian Australasian Journal of animal Science 18 (5):704-710