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La actualidad porcina española está acaparada por la posibilidad de la huelga, por falta de acuerdo en la renovación del convenio colectivo. Este es el motivo del adelanto de nuestro comentario mensual.
En el momento actual, la situación es la siguiente: en caso de no acuerdo en la mesa de negociación (cuya fecha está aún por determinar), los trabajadores irán a la huelga los días 25 y 26 de noviembre y los días laborables situados entre el 3 y el 8 de diciembre.
Desde el punto de vista de la ganadería, una huelga de esta envergadura (afectando a toda España y de una semana de amplitud) sería más que catastrófica. En España estamos sacrificando últimamente unas 1.200.000 cabezas de porcino en semanas enteras. Parar los mataderos una semana significa crear un atasco de ganado a punto de sacrificar de esa magnitud: más de un millón de animales como poco. La semana del puente de la Constitución, con dos festivos (el 6 y el 8 de diciembre), siempre crea dificultades, pero una cosa es perder dos días de sacrificio y otra muy distinta es perder una semana entera. ¡Con las Navidades a la vista, además!
Un tapón de esta magnitud no es nada banal. Ni neutro. Ni dejaría al mercado indiferente. Si la huelga se llevara a cabo, el precio del cerdo se hundiría hasta mínimos históricos. Sería un auténtico mazazo para la producción porcina española, ya bastante castigada estos últimos meses.
Crucemos los dedos y esperemos que quienes dialoguen en la mesa sectorial (sindicalistas y patronos) tengan la suficiente inteligencia y saber hacer para solventar sus diferencias sin necesidad de romper la baraja. Apelemos a la responsabilidad de los negociadores para confiar en que, al final, exista un acuerdo.
Los ganaderos españoles son inocentes en esta batalla y no deberían sufrir las consecuencias negativas de situaciones y circunstancias en las que no han intervenido directamente.
Repitamos aquí: un tapón de 1.200.000 cerdos no es nada banal ni neutro.
El mercado
Por lo que concierne al mercado en sí, hemos de decir que estamos en una especie de tierra de nadie ancha e indefinida. Se ha logrado frenar los descensos y vivimos en lo profundo del valle esperando alguna reacción. La posibilidad de la huelga lo impregna todo y no es fácil mantener la serenidad.
Intentaremos aportar fragmentos o destellos de visión global, con ligeras pinceladas de optimismo:
- En China el precio del cerdo ha escogido claramente la senda alcista, con subidas muy importantes en pocos días (los precios bajos provocaron abandonos de producción; la reacción actual parece firme). Confiemos en que las compras en Europa no se hagan esperar.
- De todas partes en Europa nos llegan noticias de atostonamientos masivos de lechones; esos cerdos se echarán en falta en los primeros meses de 2022. Probablemente esa falta induzca la primera reacción alcista.
- En las dos últimas semanas se detectan ligeros y modestos incrementos de precio en algunas piezas de carne. Las Navidades se acercan y la industria ya da por descontado que la carne no bajará más.
- Los mataderos de cerdas en todo el ámbito de la UE están reportando récords históricos de actividad: esta sería la prueba tangible de que la reducción de la cabaña es un hecho. Y no se detiene. Ya comentamos en artículos anteriores que la reducción de la cabaña europea era necesaria e imprescindible para remontar la actual situación.
- La apatía compradora de China ha obligado a los mataderos a investigar seriamente otros mercados. Nos llegan noticias de ventas importantes hacia México y otros países de Latinoamérica. Esta es una excelente novedad.
- En nuestras conversaciones con operadores significativos del sector (ganaderos, mataderos) no detectamos derrotismo alguno, al contrario, palpamos determinación para persistir y perseverar. Estado de ánimo propositivo, en una palabra. Creemos que esto es bueno.
Mirando hacia el futuro próximo todo está supeditado a la realización o no de la huelga. Mirando hacia el pasado, es obligado reflexionar sobre las 21 semanas consecutivas que llevamos —en este momento— de bajadas sin tregua. Nunca antes hemos conocido una bajada tan persistente ni de tanta importancia. Nada menos que 53 céntimos de euro en total.
Parece que, ahora sí, los deberes ya están hechos: nuestro precio ha abandonado toda pretensión de singularidad (las circunstancias así lo han determinado) y se ha posicionado en forma coherente con los otros mercados de la UE. Por lo demás, lo que deba de acontecer ya llegará; como otras veces, hay muchos factores en juego y los dados están en el aire. Antes de Navidad debería verse con mucha más claridad que ahora cuál será el futuro próximo. Procuraremos entenderlo y relatarlo.
Stephen Hawking dijo que “incluso la gente que dice que no podemos cambiar nuestro destino mira antes de cruzar la calle” (la actitud sí puede cambiar las cosas).
Guillem Burset
