En el presente artículo trataremos de dar respuesta a la pregunta que le da título, es decir, trataremos de averiguar cómo, de una manera sencilla, podemos decidir si nos conviene cubrir una hembra que acaba de repetir o es mejor retirarla de nuestra piara reproductora.
En principio, la respuesta podría ser “revisando su historial reproductivo y productivo”. Para llevar a cabo esta revisión del historial de la cerda, en todo momento cada una de las cerdas debe ir acompañada por su ficha identificativa, en la que, además de aparecer la fecha prevista de parto o la fecha de la última cubrición, aparezcan los resultados medios en cada uno de los partos y en el global de su vida. Es decir, debemos comprobar inmediatamente si se trata de una primera, segunda o tercera repetición, el intervalo medio entre partos, la media de nacidos totales, vivos y/o destetados por parto a lo largo de su vida.
Sin embargo, no basta con evaluar los resultados globales de la vida de la cerda, sino que además, deberíamos revisar los resultados de los últimos partos por separado, ya que para una misma media global, podemos encontrar diferentes tendencias si analizamos cada uno de los partos. Por ejemplo, podemos encontrarnos con que los resultados en los últimos partos han ido a mejor y por tanto la tendencia de esa cerda es de “mejora” de sus resultados productivos y/o reproductivos o, por el contrario, podemos observar la tendencia contraria, es decir un declive productivo y reproductivo de la cerda.
No cabe duda de que otro factor de ayuda a la hora de tomar esta decisión, es conocer los riesgos a los que nos exponemos si cubrimos la cerda, es decir, cada productor debe tener en cuenta de antemano cuál es el precio que debe pagar si la cubrición no termina en parto. En este caso, hablar de precio significa literalmente hablar de “euros”, ya que si se llega a cubrir la cerda y acaba en fallo reproductivo, el coste económico puede ser muy alto debido a los Días No Productivos (DNP) que acumula, como se explicó en un artículo anterior “El enemigo invisible. Los Días No Productivos”.
En último lugar, es importante conocer algunos resultados que se repiten siempre en todas las granjas y que conocemos hoy en día, gracias a trabajos de investigación en los que se manejan las bases de datos de granjas que usan programas informáticos en su gestión diaria. Se observa que la cerda que repite tiende a seguir repitiendo, es decir, es muy probable que cerdas que se cubren después de una repetición vuelvan a repetir. En el ejemplo 1 se muestran los resultados en función del número de repeticiones de las cerdas cubiertas en una granja comercial durante el periodo diciembre de 2005 – noviembre de 2006 (periodo cerrado de partos en la fecha del artículo).
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Según el ejemplo anterior, la tasa de repetición es mayor cuando se trata de cerdas que ya habían repetido anteriormente, hasta alcanzar un 17,1% en cerdas con dos o más repeticiones. Evidentemente, la tasa de concepción sigue la proporción inversa, y se muestra mayor en cerdas que no han repetido (87,7%), para ir disminuyendo a medida que aumenta el número de repeticiones (68,6% en cerdas con dos o más repeticiones). Lo mismo ocurre con la tasa de partos que fue del 81,1% en cerdas sin repetición y 60,0% en cerdas con dos o más repeticiones. En nuestro ejemplo, se obtienen además mejores resultados de nacidos totales en las cerdas sin repeticiones, sin embargo, el caso contrario, (un incremento de la prolificidad con las repeticiones), no es extraño, debido al mayor tiempo transcurrido hasta la cubrición fértil que puede favorecer la involución uterina. Este factor no debe confundirnos en cuanto a la decisión de eliminar estas cerdas.
Esta información que ilustra bien el concepto, pertenece a una granja determinada, de un tamaño concreto y situada en una determinada región, por lo que podría cuestionarse su representatividad. Por eso es conveniente analizar la base de datos con un número de granjas elevado y durante un periodo de tiempo mayor. El siguiente ejemplo incluye 106 granjas y 50.654 cerdas durante un año.
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Vemos que en este caso los resultados nos señalan la misma tendencia. Se trata de un hecho muy bien descrito y que si recogemos y analizamos la información adecuadamente, casi siempre encontraremos. Es conveniente saber cómo nos afecta en nuestra granja en concreto, de tal manera que podamos evaluar rápidamente las repercusiones productivas y económicas de tomar a tiempo la decisión correcta.
Por tanto, volviendo a la cuestión que plantea el título del artículo, podemos concluir que la decisión de eliminar una cerda de la piara, pasa por revisar su historial, sin olvidar el precio que en nuestra granja debemos pagar en caso de error y teniendo en cuenta la tendencia que muestran las cerdas a volver a repetir.