Terminamos un mes de octubre muy especial y particular. La pandemia de covid ha tomado un fuerte impulso y la segunda ola nos obliga a ser prudentes y cautelosos en nuestras conductas sociales, a la par que a obedecer las órdenes y consignas que nos llegan de las autoridades.
La PPA y la pandemia del Covid flagelan al unísono Alemania. De momento China no abre su mercado a esa procedencia. La estrategia de regionalizar el problema no fue aceptada por las autoridades chinas; ahora se está trabajando desde Alemania en tratar de convencer a los chinos de que, al afectar la PPA sólo a jabalíes, permitan la entrada de carne de cerdo doméstico blanco. De momento las autoridades chinas rehúsan esta posibilidad. Transcurren las semanas y el problema crece.
Nadie sabe con certeza cuán voluminosa es actualmente la bolsa de cerdos pasados de peso que existe en Alemania, ¿1.000.000?, ¿800.000 animales? Este grave problema terminará por resolverse y su resolución entrañará, necesariamente, una sobreoferta de carne en toda la Unión Europea.
Hasta ahora ha sucedido que los 110.000 o 120.000 cerdos (su equivalente en carne) que Alemania no ha podido exportar semanalmente a China desde que la PPA apareció en su territorio se corresponden casi milimétricamente con los 110.000 ó 120.000 cerdos que deja de matar cada semana a causa de las restricciones en las plantas de sacrificio por el Covid. Esta más que curiosa circunstancia ha retardado la aparición del verdadero problema: el exceso de carne. De momento esta carne sigue viva y andando a cuatro patas.
En España, desde el 16 de julio, anclamos nuestro precio en 1,30 €/kg vivo. Se bajaron 4 milésimas el 17 de septiembre, otras 3 el 15 de octubre y un céntimo el jueves 22. El mercado de esta semana ha bajado de 1,90 céntimos. Esta evolución se explica por las pocas perturbaciones del Covid (hasta ahora, crucemos los dedos) en las plantas de procesado españolas y por una demanda muy alta dopada por la actividad del nuevo gran matadero de Binéfar. La inflexión a la baja que se observa es irreversible a corto plazo y continuará.
Y, a todo eso, es muy importante señalar que en el mes de octubre cada semana se ha batido el récord histórico de sacrificios semanales (exceptuando, lógicamente, la semana del lunes festivo, el 12 de octubre). De sobrepasar ligeramente el millón de cerdos sacrificados semanales, hemos pasado a matar un millón largo de cabezas en la semana del 19 al 23 de octubre.
Por lo que se refiere a los precios, observemos el cuadro siguiente:
Estado | Precio promedio en lo que va de año | Precio actual |
---|---|---|
España | 1,37 €/kg vivo (*) | 1,27 €/kg vivo |
Alemania | 1,30 €/kg vivo | 0,98 €/kg vivo |
Francia | 1,26 €/kg vivo | 1,21 €/kg vivo |
Holanda | 1,25 €/kg vivo | 1,04 €/kg vivo |
Fuente: Mercolleida
(*) Este precio es el más alto de los últimos 5 años.
Somos los más caros de Europa (de largo y con mucho), tanto actualmente como en la media de lo que va de año. Lloremos, lloremos pero con lágrimas de alegría.
Empapémonos bien de estos datos pues son espectaculares. Las restricciones por el Covid amenazan seriamente los consumos en toda Europa (reuniones prohibidas, toques de queda, restauración cerrada...) y el futuro se presenta muy incierto. Lo que ha sucedido hasta ahora debe interpretarse como una formidable excepción (que la Covid no haya interferido -o muy poco- con la actividad de los mataderos) que puede terminar súbitamente. Pintan bastos, lamentablemente.
China envía últimamente señales inequívocas de que afloja, tanto en su demanda como en los precios que está dispuesta a pagar… Recordemos que, en lo que va de año, China nos ha comprado el 40% (40%!) del total de nuestras exportaciones.
Creemos honestamente que de aquí a Navidad cabe esperar pocas alegrías -o ninguna- en el precio. Menos mal que venimos de muy arriba. Ya hemos conocido la alegría durante todo este año.
Terminemos con una frase del actual Campeón del Mundo de ajedrez, Magnus Carlsen (Noruega, 1990): "No importa el número de buenas jugadas si luego va a venir un gran error". Pensemos. Pensemos más. Pensemos más profundamente.
Guillem Burset