¿Alguna vez has intentado calcular cuántas veces se mueve una cerda en un año? Al final de la lactación se mueve al local de estimulación y cubrición (1), donde puede permanecer en su jaula/box, o ser enviada al verraco (2) para la estimulación. Una vez inseminada, permanece allí al menos hasta el diagnóstico de gestación, cuando es trasladada a la sala de gestación (3), donde se aloja hasta la entrada a la sala de parto (4). Si calculamos más de dos partos por año… una cerda se traslada al menos diez veces al año. Para una granja de 500 cerdas, son… ¡5.000 movimientos al año!
No es un gran problema si la granja está bien estructurada, con pasillos y direcciones obligatorias, donde las cerdas aprenden rápido a moverse, ya que tienen buena memoria, pero ¿y si las naves no están comunicadas? Si la nave de la sala de partos es diferente de la de gestación, separadas por unas decenas de metros, ¿cómo movemos las cerdas sin tener que perseguirlas por el patio?
Hay paneles de madera contrachapada o de plástico, que los trabajadores usan para dirigir a los animales, pero requieren la participación de al menos dos operarios, para evitar fugas no deseadas. Si el viaje es muy largo, algunas granjas tienen un remolque especial para trasladar a las cerdas que se engancha al tractor.
O como en este truco, se puede utilizar una malla de plástico, de las que se usan en las obras, para crear una barrera entre las dos puertas, lo que permite que un único operario controle el paso de las cerdas. Para las cerdas, de hecho, la mayoría de las veces es suficiente una barrera visual, para encaminarlas hacia su destino. En este caso, el ganadero ha fijado varillas metálicas a la malla y, por la parte superior, ha pasado una cuerda de plástico por los agujeros de la primera fila que, al atarla a ambos extremos, estabiliza la malla horizontalmente.
En correspondencia con las varillas, ha clavado unos tubos en el suelo en los que se insertan las varillas, proporcionando la estabilidad vertical a la malla. En unos instantes es posible poner o quitar la malla para mover a las cerdas.
Con la práctica, las cerdas aprenderán a pasar solas, aunque siempre será necesario el control, para evitar que algún animal aproveche para darse un paseito.