Termina abril con cuatro repeticiones consecutivas del precio español y van siete semanas sin cambios. La curva de precios se mueve de forma casi mimética a como lo hizo en 2015, hace sólo tres años. Entonces nuestro precio no pasó de 1,26 en los mejores momentos del año y el ejercicio se cerró con un precio medio de 1,13 € / kg vivo, suficiente para “salvar los muebles”.
Empezamos 2016 por debajo del Euro por kilo y no fue hasta mayo cuando el precio superó el Euro por kilo. La tremenda demanda de China limpió los stocks. Suerte hubo.
En los cuatro primeros meses de este año en nuestro mercado hemos sacrificado un 5% más que el año pasado y, si comparamos con 2015, resulta que los sacrificios han crecido alrededor de un 15% (8% en 2016, + 2% en 2017 y + 5% en 2018). Sabemos que exportamos más del 50% de lo que producimos; también sabemos que en el Mercado Global (léase La Tierra) competimos todos contra todos y –precisamente ahora- no contamos con las mejores cartas.
China tiene su precio del cerdo en el nivel más bajo de los últimos 10 años como consecuencia de una gran producción. Esto provoca que sus importaciones estén reducidas al mínimo. No es esperable que la situación cambie a corto plazo (léase: China no acudirá esta vez al rescate).
Europa es excedentaria y necesita exportar. Sucede que EEUU ha aumentado su producción y necesita también exportar. Brasil ha visto como Rusia le cerraba su mercado y necesita exportar,... La competencia es feroz y resulta perentorio poder colocar los excedentes.
El buen tiempo llama a la puerta y con ello muy probablemente la demanda aumentará. Veremos hasta donde puede evolucionar nuestro precio (que, no lo olvidemos, ya es el más alto de Europa ahora mismo).
El matadero español se pasea por el filo de navaja: su margen es casi inexistente (en abril los cerdos han repetido pero la carne ha bajado) y cualquier subida de la materia prima será durísima (y muy discutida) si los precios de la carne no acompañan. Nuestra gran dependencia de la exportación no nos permite alegrías en el precio del ganado en vivo. Estamos a 2018, no en los años 70 del siglo pasado (cuando no exportábamos y en verano los precios subían y subían).
Esperar y ver mientras nos preparamos para un período de vacas flacas sería la consigna.
Del refranero español: “No hay mejor herencia que trabajo y diligencia”
Guillem Burset