El repunte de hace quince días parece indicar que hemos tocado fondo. De momento está claro que esto es así y para diciembre no son de prever cambios en los precios del ganado.
La campaña navideña está resultando un fiasco (sobretodo en el jamón curado, producto estrella de temporada) y, aunque creemos que a última hora debe aparecer un acelerón súbito de la actividad, todo parece indicar que, en su conjunto, las ventas totales no serán nada fastuosas…
El mercado de exportación sigue con mucha atonía y la crisis financiera tiene algunos efectos concretos en el mercado mundial: la revalorización del dólar ha causado un problema de primera magnitud en el lejano oriente (fundamentalmente China y Japón) pues de una forma automática los precios se han disparado al contratarse en dólares en esos mercados. Como consecuencia inmediata debemos mencionar que los precios de todos los productos específicos para el mercado chino se están, literalmente, derrumbando. Japón, simplemente, no compra y permanece a la espera de que la carestía interna obligue a importar. Rusia no compra, ni de lejos, lo que solía…
El final de diciembre aparece trufado de festivos (el 25 es jueves) y la actividad de sacrificio se verá muy reducida; probablemente en el conjunto de la última semana del año y la primera del entrante se sacrifique lo que en una semana normal. El precio debería resistir aunque ya se verá.
La recuperación del margen en las explotaciones ganaderas sólo puede llegar vía la reducción de costes de la energía y de las primeras materias para pienso. La crisis internacional ha provocado un receso en los consumos de cereales y los tan denostados especuladores abandonan precipitadamente posiciones mientras intentan minimizar pérdidas. El barril de petróleo (indicador clave de coste de la energía) ha perdido la mitad de su valor. Todo parece indicar que los costes de producción se reducirán semana tras semana. He aquí una brizna de esperanza.
El frío puede provocar el relanzamiento del consumo en algunos países de centroeuropa (históricamente así ha sido). Si ello se concretara, el mercado alemán reaccionaría positivamente y los efectos llegarían hasta nosotros. Otra brizna.
El matadero no ha tenido un ejercicio boyante, no cabe esperar de él ni gestos testimoniales para sostener el precio ni concesiones a la galería. Bastante tiene con procurar su supervivencia.
La primavera queda lejos y antes habrá que cruzar el desapacible invierno. Si la climatología nos castiga con fríos intensos (como esta semana en España) será de gran ayuda.
Bueno es tener amigos aunque sea en el infierno.
Guillem Burset |