Mayo, fiel a la cita del preludio del verano, ha acumulado en las cuatro sesiones de Mecolleida un aumento de 8 céntimos de euro. Este incremento es, con creces, el más importante de los países que cuentan en Europa.
Ni Francia ha reaccionado al alza (en mayo la cotización ha mejorado unos modestos tres céntimos en canal) ni el mercado español se ha tomado ningún respiro, sino todo lo contrario.
En el comentario anterior ya destacábamos el importante diferencial entre el precio español y el francés; pues bien, de los 19 céntimos estimados hemos pasado a más de 25. Es obvio que tal situación debe de acarrear tensiones.
A ese respecto nos parece oportuno señalar lo siguiente:
- El enorme diferencial entre nuestro precio y el de Francia (conviene no olvidar que Francia es nuestro principal destino en exportación) conlleva una erosión muy importante de nuestras ventas hacia este destino, con reducciones estimadas en un 40% de los volúmenes.
- El matadero no ha podido repercutir los aumentos en sus precios de venta, ello ha conllevado que entre en márgenes negativos y ya se anuncian acciones corporativas de reducción de matanzas para todo el mes de junio.
- Se constatan tímidas entradas de ganado vivo francés para su sacrificio en Catalunya, a poco que la situación persista este flujo crecerá hasta donde sea posible.
- El mercado peninsular se ha hecho atractivo para algunas piezas determinadas, se formalizan contratos de importación en parte ligados a la reducción de sacrificio anunciada.
El escenario actual (el precio español en la estratosfera europea, aparentemente desconectado de su contexto natural) no es nuevo en sí, lo que constituye novedad es la profundidad del diferencial y su persistencia en el tiempo.
Tanto en 2.005 como en 2.006 no se constató ningún aumento en la cabaña porcina española (como consecuencia de los pobres resultados de las granjas), ello unido a la concreción de ampliaciones y modernizaciones en bastantes mataderos explicaría –en parte– la exacerbada tensión actual.
En esta escaramuza (intereses económicos del matadero versus optimización del precio pretendida por el ganadero) se aplicará todo el repertorio táctico disponible por ambas partes.
Seguimos opinando que la lógica acabará por imponerse y que, a corto plazo, estas diferencias de precio entre el precio peninsular (Portugal se comporta hace tiempo como nuestro mercado satelizado) se recortarán sensiblemente. Veremos.
No hay que buscarle tres patas al gato sabiendo que tiene cuatro.
Guillem Burset |