Artículo
Alonso, C., et al., Epidemiological study of air filtration systems for preventing PRRSV infection in large sow herds. PREVET (2013), http://dx.doi.org/10.1016/j.prevetmed.2013.06.001
Resumen del artículo
¿Qué se estudia?
El estudio pretende cuantificar el impacto de la filtración del aire entrante, junto con las medidas de bioseguridad habituales, sobre la reducción de los brotes de PRRSV en regiones con una elevada densidad de cerdos.
¿Cómo se estudia?
Durante 7 años, se compararon 37 granjas de cerdas (20 filtradas y 17 no filtradas), en una región de elevada densidad porcina de norteamérica, respecto a la incidencia de nuevas introducciones de PRRSV.
Cuando aparecía un nuevo brote, se realizaba un análisis filogenético de las secuencias ORF5 del PRRSV para identificar si el virus era exógeno (introducido) o era igual que los aislados previos de la misma granja.
También se evaluó la influencia de distintos valores de corte (entre 2 y 10%) para la definición de caso y el riesgo relativo.
¿Cuáles son los resultados?
En las granjas no filtradas hubo 0,5 brotes anuales, con un aumento durante los meses fríos. Antes de empezar el "tratamiento" de filtración, las granjas seleccionadas tenían 0,75 brotes anuales, lo que es un 50% más que las granjas control. Cuando estas granjas empezaron a filtrar, el número se redujo hasta los 0,06–0,22 brotes anuales.
¿Qué conclusiones se extraen de este trabajo?
La filtración del aire redujo el riesgo de introducción de nuevos PRRSV en las granjas de cerdas en, aproximadamente, un 80% por lo que, si las medidas de bioseguridad son buenas, en las zonas de alta densidad porcina aproximadamente las 4/5 partes de los brotes de PRRSV pueden atribuirse a la transmisión por aerosol.
La visión desde el campo por Enric Marco El control del PRRS es difícil, y más en zonas de elevada densidad porcina. Los rebrotes en granjas positivas causados por nuevas introducciones de virus se producen con una frecuencia elevada. En nuestras condiciones, esta frecuencia se sitúa en torno a unos 2-3 años (según algunos estudios) aunque evidentemente con una elevada variabilidad. La transmisión aerógena, por lo menos en Europa, no se ha considerado nunca la causa principal de nuevas infecciones, a no ser que las explotaciones infectadas se localicen a escasa distancia de las infectantes. De hecho, alguno de los artículos publicados en Europa las cifran en un porcentaje inferior al 2% (Le Potier, et al. 1997). Esta percepción era también común en Estados Unidos durante la década de los 90, pero ha cambiado en los últimos años después de probarse que la vía aerógena es una posibilidad real y según este artículo frecuente (80% de las nuevas infecciones). Es cierto que el virus americano (tipo 2) es distinto a las cepas europeas (tipo 1) y posiblemente esto pueda tener su influencia en la vía de transmisión, al igual que puede tenerla la estructura productiva del medio-oeste de Estados Unidos, también muy distinta a la europea (tanto en el tamaño de granja, como en tipo de explotación). Pero conviene tener muy presentes sus hallazgos a la hora de contemplar el control de la enfermedad en zonas densas. La reducción del riesgo de sufrir una nueva infección por vía aerógena en nuestras condiciones siempre se ha conseguido buscando construir las explotaciones en localizaciones remotas. Sin embargo, en ciertas zonas de alta densidad, la filtración puede ser una alternativa. Es cierto que su coste es elevado, pero este tipo de inversiones podrían no ser descabelladas cuando se trata de proteger granjas con alto valor genético (de las que dependan otras) o centros de inseminación. Pero no puedo sino aprovechar esta oportunidad para recordar lo que ya hemos comentado en artículos anteriores, la bioseguridad de una explotación debe contemplar todas las posibles vías de introducción de una nueva infección, por lo que la filtración no debe suponer la sustitución de otras medidas de contención como son los muelles de carga, vallados, control de visitas, control sobre el material, etc. sino que debe sumarse a ellas. Además, en zonas densas, el control del PRRS debería incluir medidas comunes como comunicación de nuevos brotes y seguimiento de los mismos, planes profilácticos iguales con los mismos tiempo de ejecución, programas limpieza y desinfección de transporte, etc. |