Iniciamos setiembre bajo “el síndrome del tobogán bajista”, aunque la amplitud y el alcance de las bajas está por ver. Agosto ha recortado el precio en sus dos últimas sesiones de lonja (no sin lucha, es verdad) y setiembre suele ser escenario de descensos en cascada.
Por una razón o por otra se ha detectado mucho interés vendedor aunque la climatología de calor riguroso ha frenado los pesos del ganado. Las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas: el peso medio crece, la oferta abunda y setiembre es un mes bajista (estadísticas mandan).
Los incendios en Rusia han obligado a su gobierno a paralizar las exportaciones de cereales: la especulación ha campado por doquier -incluso se amagó con un problema de desabastecimiento- La globalización significa que se ha reducido significativamente el número de operadores en el mercado mundial de cereales y lo que no debería pasar de ser una anécdota negativa (estimaciones de pérdida de cosecha de cereal por un total de 30 millones de Tm cuando los stocks estratégicos mundiales se cifran por encima de los 200 millones de Tm) se ha concretado en un aumento inmediato y real del alimento. El comercio vuelve a ser fluido pero en un escalón de precios superior.
Alemania reaccionó en su último mercado de una forma extremadamente agresiva reduciendo su precio en 7 céntimos en kilo canal en un movimiento claramente defensivo para proteger su comercio. No hay ninguna duda que en la fijación de precios de los distintos mercados europeos la “vigilancia al país competidor” forma parte del manual de instrucciones de los actores.
Debemos asumir que nuestro mercado está cada vez más imbricado con nuestros vecinos; no existe un precio europeo pero las tendencias europeas son las que mandan. Cuanto más crezcamos y exportemos más dependeremos del conjunto de la UE. Es obvio y lo hemos mencionado otras veces.
Opinamos que si bien no se ha alcanzado el suelo en la cotización del ganado, un derrumbe está totalmente descartado: con el rabillo del ojo hay que observar lo que sucede en casa de nuestros vecinos del norte (Alemania y en menor medida Francia) e intentar adaptarnos buscando un precio que nos permita seguir exportando.
Creemos que pueden sucederse dos o a lo sumo tres mercados a la baja para encontrar después un plafón de resistencia que podría prolongarse un tiempo. Idealmente el precio de la carne debería resistir, permitiendo así la recuperación de la cuenta de resultados del matadero.
Como siempre, el mercado dictará su ley.
Un famoso proverbio de origen incierto: “No maldigas la oscuridad, procura prender una vela”.
Guillem Burset |