Recientemente hemos conocido los censos porcinos de los distintos países de la UE. Ciñéndonos a los censos de madres hemos de destacar que en noviembre del 2023 existían en territorio comunitario unas 173.000 cerdas más que un año atrás; de ellas 145.000 en España.
Este dato por si solo nos indica que los cerdos disponibles para sacrificio en España aumentarán en el transcurso de 2024 con respecto al año pasado. En idénticas condiciones sanitarias es esperable que aparezcan unos 3.500.000 cerdos más para sacrificio en el transcurso de doce meses. O lo que es lo mismo unas 70.000 cabezas más por semana. No digamos ya si la sanidad mejora respecto de los dos últimos años. Este aumento importante de la cabaña de madres en España obedece a la confianza existente en el sector productor.
También hemos conocido no hace mucho que Tonnie’s (el mayor matadero de Alemania con diferencia) ha renunciado definitivamente a ejecutar el proyecto de una nueva planta de sacrificio y despiece de porcino en Calamocha (Teruel).
Ambos hechos, aunque inconexos, apuntan a una diminución de las tensiones en el mercado del vivo: la oferta aumentará ostensible e inevitablemente y la demanda no dará el salto hacia adelante que daría si se construyera un nuevo gran matadero.
A esos hechos ciertos y constatables debemos añadir un intangible: los resultados de loa mataderos españoles desde abril a julio del año pasado fueron tan catastróficos como para influenciar seriamente las decisiones sobre cuantos cerdos se deben matar semanalmente. Este factor sicológico sobrevuela de manera invisible nuestro mercado. Es un factor invisible pero bien presente.
Quizás nos acercamos a una nueva situación de mayor equilibrio entre la oferta del vivo y la demanda para sacrificio. Quizás ya iba siendo hora después de unos años de bastante más demanda que oferta. Quizás recuperaremos lo que debería ser la normalidad.
En lo que concierne a la estricta evolución de nuestro precio hemos constatado que, de momento, la supuesta carrera imparable hacia las alturas ha disminuido tanto su ritmo como su cadencia. La carne remolonea y se resiste, sin decidirse a subir decididamente. Todo se frenará si la carne no reacciona. Estamos en plena Semana Santa, lo que tradicionalmente representa el inicio de la temporada estival. Las próximas semanas serán clave en el mercado europeo. Veremos si el mercado primaveral (barbacoas en Alemania fundamentalmente) comienza en Semana Santa como es tradición o bien se retrasa por ser estas fechas demasiado tempranas.
Echemos un vistazo a lo que ha sucedido en nuestro mercado en los dos últimos meses: empezamos febrero con un precio de 1,63 euros / kilo en vivo (lo que era el suelo alcanzado por las Navidades) y hemos llegado hasta 1,80 ahora mismo. En el mismo período de tiempo en Alemania partieron del equivalente a 1,52 euros / kilo en vivo (lo que era siete céntimos inferior al suelo alcanzado allí en Navidades) para plantarse ahora en el equivalente a 1,67. Diecisiete céntimos hemos subido en España por quince en Alemania (ocho si comparamos precios de fin de año). Como nuestros lectores saben, Alemania es el segundo productor europeo y el antiguo Mercado Director Europeo.
En estos momentos el cerdo español es, de lejos, el más caro de los países miembros de la UE (excepto el caso especialísimo, y poco significativo por volumen, de Italia). Incluso Rusia (lo mencionamos de pasada y en modo anecdótico), cuya producción ha crecido a pasos agigantados, se permite el lujo de tener sus cerdos medio euro por kilo más baratos que nosotros. Rusia sacrificó en 2021 más de 44 millones de cerdos, simplemente un 265% más que veinte años atrás…
Con las dificultades de exportar a Asia debido a la competencia imbatible de los americanos y con el resto de socios europeos (nuestros competidores intracomunitarios) en una zona de precios bastante más comedida que la de ahora mismo en España se hace difícil pensar que nuestro precio pueda encaramarse mucho más arriba de lo que ahora mismo está. Como apuntamos en nuestro anterior comentario no vemos factible llegar donde se llegó un año atrás. Los pesos promedio en canal siguen a niveles altos, históricos para la época en que estamos y los festivos de Semana Santa provocarán retrasos que influenciarán los pesos y los empujarán hacia arriba.
De todos modos, la producción porcina española está de enhorabuena: los precios del alimento son bastante más baratos que poco tiempo atrás y las cuentas de explotación de los porcicultores apuntan a resultados espléndidos en 2024. Probablemente será un año para recordar. Como algún otro no hace tanto.
Esperaremos expectantes lo que haya de ocurrir pasada Semana Santa. En algunas piezas (cuellos, lomos) se anuncia carestía debido a la flojedad de las matanzas comunitarias. Veremos si algún precio se comporta de manera explosiva. Nada es descartable a priori.
Terminaremos con una frase lapidaria de Omar Khayyam (filósofo y matemático persa): “Si sabes que nada puedes hacer contra tu destino, ¿por qué te produce ansiedad la incertidumbre del mañana? Si no eres tonto, goza del momento presente.”
Guillem Burset