En lo que llevamos de junio la cotización española ha seguido subiendo. Subidas cortas, indicadoras de firmeza por falta de oferta y limitadas por el estancamiento de los precios de la carne.
Estamos cerca del techo de lo posible aunque nada sabemos de lo imposible (otros años nuestro precio ha conseguido situarse puntualmente hasta 22 céntimos por encima del alemán, este año, de momento, andamos a la par). Los hechos son tozudos y la ausencia casi absoluta del destino China imposibilita que el despiece pueda subir. Jamones y paletas deben permanecer en Europa y en julio media Europa se va de vacaciones…
Muy probablemente la cotización española aguantará por encima de 1,40 euros / kg vivo hasta finales de julio, sostenida por la debilidad de la oferta y ayudada por la meteorología. El calor es un elemento disuasorio del apetito de los cochinos y –por tanto- de su crecimiento.
Desde principios de año hasta hoy el precio promedio supera los 1,26 euros / kg. No está mal, nada mal. Parece muy probable que a final de 2017 nos moveremos en un promedio dentro de la banda de 1,24 – 1,26. Un muy buen año sea cual sea el resultado final.
2017 marcará la consolidación de España como gran exportador de porcino. Esperamos superar otra vez el 50% de la producción exportada (hito alcanzado por primera vez en 2016). Este factor nos obliga a vigilar como nunca lo que sucede fuera de nuestras fronteras, haciéndonos más dependientes de los distintos mercados mundiales. Nuestra competitividad debe ser preservada so pena de dificultades singularmente complejas. Conseguiremos preservarla si nuestro precio oscila o se mantiene alrededor del precio de las otras potencias europeas, no por encima.
La ola de calor de este junio provocará retrasos en crecimiento y sabemos que en julio nada indica que las temperaturas se suavicen. Es probable que los mercados del norte europeo (Alemania, Holanda, Dinamarca) flexionen en julio a la baja por ausencia de consumo local. El escenario español es de tensión: el matadero no podrá repercutir nada en la carne (al contrario, algunas piezas ya demuestran debilidad) y el ganadero explicará que tiene pocos cerdos para vender. China pesa mucho en la configuración exportadora de Europa, su reiterada ausencia no encuentra destinos de sustitución.
Del refranero español: “Una hora de alegría compensa diez malos días”,
Guillem Burset