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Y finalmente Rusia no prorrogó el corredor
Finalmente, el lunes 17 de julio Rusia se opuso a prorrogar el acuerdo del corredor de cereales del Mar Negro. Aun así, parece que el mercado no se lo tomó del todo en serio. Vamos a ver el gráfico del trigo Matif durante el día 18 de julio.
Recordemos que el acuerdo alcanzado en julio de 2022 por el que se garantizaba la seguridad de los barcos que iban a cargar cereales y demás productos destinados a alimentación o fertilizantes debía prorrogarse por las partes implicadas el pasado 17 de julio. Gracias a este acuerdo se han podido exportar 32 millones de toneladas de cereales, delas cuales un poco menos de 6 millones han sido destinadas a España (el segundo país que más se ha beneficiado del corredor). Aunque a efectos globales no es tan importante el destino de estos cereales como el hecho de que proporcionan un aumento de demanda a precios competitivos, lo que hace que los demás orígenes tengan que competir con estos precios, por lo que se garantizan menos tensiones en el mercado global.
Pero si nos fijamos en el gráfico de la sesión de ayer, 18 de julio, del trigo Matif correspondiente al mes de Septiembre/2023, los futuros durante la sesión matinal subieron, pero luego acabaron reduciendo esa subida, subiendo solo 1€/TM. Las amenazas continuadas de Rusia de bloquear el acuerdo, así como los bloqueos en las inspecciones, parece que han generado en el mercado suspicacias con el fin del acuerdo. Tanto avisar Rusia “que viene el lobo” que finalmente cuando el acuerdo se rompe el mercado no lo recibe con subidas, que sería lo lógico. Entonces parece que los operadores esperan algún tipo de continuidad, o es un “compra el rumor, vende la noticia”. El impacto obviamente es menor que el año pasado, cuando Ucrania tenía cosecha y media por vender. Por otro lado, en los últimos días ha habido bombardeos en Odesa (importantísimo puerto exportador, ha llegado a tener un flujo de 3-4 millones de toneladas exportadas al mes) y en el puente que une Crimea.
Lo que está claro es que todos estos hechos incentivaran incrementar la volatilidad y la incertidumbre en el mercado y en los precios. Por lo que deberemos estar atentos a las próximas noticias.
Aquí en Europa la PAC va girando vertiginosamente hacia lo verde. Esto implica que muchas cuestiones relacionadas con biodiversidad, calidad de los suelos, paisajismo van a verse favorecidas. Pero ¿qué impacto va a tener esto en las rentas de agricultores y ganaderos y sus costos, en la oferta de materias primas agrícolas y ganaderas, en la población activa agraria? ¿La sociedad europea va a compensar financieramente al sector primario o va a ser una política de "sálvese el que pueda"? Y ¿tendrá consecuencias en la histórica garantía del abastecimiento interno? ¿Y la ciudadanía es consciente de que se va acabar el comer barato, o acaso los europeos queremos tener un jardín en casa y comprar los alimentos a países con menores estándares ambientales?
En Europa lo tenemos todo y por norma general lo valoramos poco. Estamos acostumbrados a ir al supermercado y encontrarlo lleno, con oferta barata y con una de las normativas más estrictas del mundo en cuanto a seguridad alimentaria. Sobre todo en ambientes urbanos (y en ambientes urbanos es donde se hacen las leyes) damos por hecho la gran variedad y cantidad de comida que tenemos a disposición sin ver el trabajo que hay detrás, los riesgos, las normativas tan complejas que se cumplen. En definitiva, la pregunta es un tema complejo, que requeriría de una extensión suficiente para aclararla. Pero vamos a intentar recoger unas cuantas ideas.
Es importante que la agricultura sea sostenible y que respete el medio ambiente, pero creemos firmemente que esto se consigue con inversiones en digitalización, en investigación, en mejores y más adaptables semillas.
Dicho esto, las políticas que se están promoviendo es cierto que desincentivan el trabajo agrario y ganadero, que es fundamental no solo para tener alimentos sino para garantizar la no despoblación del territorio rural. No tiene ningún sentido desincentivar la producción ganadera en la Unión Europea hasta hacerla casi desaparecer en algunos países para luego importar carne de terceros con normativas mucho más laxas que las nuestra.
Es un tema complejo y donde ideas preconcebidas marcan la agenda. En junio de 2024 tenemos elecciones al Parlamento europeo y seguro que será uno de los temas a debate. Lo importante sería por una vez dejar los sesgos partidistas a un lado y empezar a construir una agricultura y ganadería que garanticen el suministro a precios baratos y de calidad pero con el menor impacto ambiental posible, y como todo, esto requiere de presupuestos.
