El precio del porcino en canal ha seguido su itinerario a la baja sin diques de contención. De todas formas parece evidente que hemos “llegado al fondo” y del precio actual no bajaremos. No es ningún consuelo pero algo es mejor que nada.
La pesadez del mercado europeo es obvia. Revalorizar la carne parece tarea de titanes y no es previsible a medio plazo. La señal alemana del último mercado tiene diversas lecturas y es problemático basar en ella un puntal de firmeza.
Los recientes incrementos de los precios del pienso constituyen un elemento altamente perturbador si pensamos en la viabilidad económica de las explotaciones porcinas. No es, en absoluto, un tema baladí. El convencimiento que históricamente ha existido de que una penuria en las granjas se traduce meses más tarde en aumentos importantes del precio del cerdo ya no es, en modo alguno, una certeza. En los últimos cuatro años esto no ha sido así y las personas tenemos memoria.
Nos interesa hoy llamar a la reflexión a todos los implicados en el sector porcino europeo, enfatizando sobre todo los poderes políticos que tienen en sus manos decisiones sobre el devenir económico del conjunto de operadores porcinos.
Significativas regiones europeas en producción porcina han establecido mecanismos de ayuda al cese de actividad de explotaciones porcinas con la sola intención de facilitar el abandono digno a familias granjeras de segunda o tercera generación. Esta circunstancia debe hacer saltar todas las alarmas ya que representa en si misma la aceptación de la derrota.
La inminente aplicación de la ley del Bienestar Animal es indiscutible. Nos preguntamos si Europa puede permitirse este brindis al sol (encarecimiento de los costes de producción en un momento clave de crisis mundial) y, sobretodo, si se controlará en un futuro que las carnes importadas (EEUU, Chile, Brasil.....) han respetado esos protocolos.
El sector porcino europeo ha sido hasta el día de hoy un sector potente (gran empleador), preparado, extremadamente dinámico y muy adaptable. Bien, deberíamos interrogarnos sobre si este hecho levanta ampollas en otros sectores o qué es lo que acontece entre bambalinas en Bruselas. Nadie duda que la producción porcina europea no goza del favor político de sus autoridades y todo el mundo teme que el precio a pagar será demasiado alto.
Creemos que alguien tenía que levantar esta bandera.
Si hacemos sólo lo que siempre hemos hecho, nunca llegaremos más lejos de donde hemos llegado.
Guillem Burset |