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Recortar costes sin perder dinero

Los productores de cerdos están entrando en un período de reducción de costes pero, a veces, ésto todavía genera mayores pérdidas, ya que cada gasto está ligado a un beneficio posterior. ¿Quieres saber qué hay que reducir?

Si miramos a nuestro alrededor, la mayoría de productores están perdiendo dinero o están en el umbral de rentabilidad o muy cerca. La causa ha sido la fuerte caída de este año de las enormes compras de cerdo por parte de China. La demanda mundial se ha suavizado, los puertos están atestados de barcos retrasados y los precios de las materias primas para piensos, aunque han bajado ligeramente, siguen muy por encima de la media de los últimos 10 años. China tiene las mayores pérdidas, seguida de la UE y con los EEUU acercándose al equilibrio o, en el caso de los productores con mayores costes, ya en pérdidas.

Dado que estamos entrando en un momento en que a los productores les urge reducir costes, es conveniente pensar que, a menudo, estas reducciones terminan generando más pérdidas. Esta idea te puede sorprender si no tienes en cuenta que cada coste de la granja (excepto si se dedica a un recurso que se desperdicia, en ese caso debe recortarse sin dudarlo), está ligado a un ingreso futuro. El problema es reconocer y entender los flujos de costes e ingresos en el espacio y en el tiempo. El área (espacio) en la que se recortan costes (granja de cerdas, engorde, transporte, etc.) recibe el beneficio de la reducción del coste, pero otra área (un espacio diferente) puede ver reducidos sus ingresos. Además, esta reducción de ingresos ocurrirá, casi seguro, semanas o incluso meses (tiempo) después de la reducción. Aunque los ingresos no se vean afectados, la reducción de costes en un área puede aumentar los costes en otra.

Esto hace que yo siempre recomiende que la persona con autoridad para decidir sobre los recortes de gastos debe tener el conocimiento y la capacidad, trabajando con su equipo de producción y de veterinarios (y, en algunos casos, con el matadero) de entender toda la cadena de consecuencias derivadas de la reducción de costes en cualquier punto. Por desgracia, a la persona encargada de reducir los costes sólo se le da un objetivo total de reducción (por ejemplo, un 7%) pero nunca recibe información sobre los ingresos.

Lamentablemente, los sistemas actuales de producción (granja de cerdas, transición, engorde, destete-cebo) se suelen ver a sí mismos como centros de costes o beneficios independientes; incluso la gerencia carece de la visión global de todo el ciclo productivo para ver cómo todas las partes están conectadas al beneficio o pérdida finales, cuando se venden los cerdos. Por ejemplo, si el nutrólogo reduce costes en el pienso sustituyendo algún ingrediente, pero baja la GMD o la eficiencia alimentaria, el daño puede superar al ahorro, aunque la formulación no lo sugiriese. La palatabilidad puede ser un gran problema y es bastante difícil de predecir. Si a esto añadimos cambios en la calidad de la canal que puedan suponer alguna penalización, aunque no cambie nada más, tendremos una reducción de beneficios durante muchos meses después de revertir el cambio o hacer alguna nueva modificación en la fórmula.

Durante las pérdidas desastrosas de 1994 y 1998 en los EEUU, muchos grandes productores prohibieron a sus gerentes volar si la distancia en coche no superaba las 500 millas (800 km). Además, como todavía no existían los planes de minutos ilimitados para teléfonos móviles, hicieron devolver todos los teléfonos y usar teléfonos públicos para todas las llamadas, incluso las críticas para el negocio. Piensa en el coste de oportunidad si los mensajes clave no podían entregarse o cuando los gerentes se pasaban el día en el coche, sin contacto con la empresa o sus empleados, por la diferencia de precio de un vuelo de 30 minutos.

Cuando se reducen costes en una granja de cerdas, excepto si se elimina un completo despilfarro, el cambio en los ingresos puede demorarse hasta un año si la granja produce cerdos pesados respecto a si produce lechones destetados. A menudo estos cambios producen un aumento de la mortalidad, de los sacrificios y de los retrasados; si es un incremento del 1-2 %, puede pasar desapercibido o ser atribuido a algún hecho del momento actual. Esto sucede especialmente cuando se quiere ahorrar dinero dando dosis parciales de vacunas o de otros tratamientos importantes.

Muchos productores siguen basándose en modelos animales simples para tomar decisiones. Dado que muchos sistemas solo proporcionan valores medios de los parámetros que se usan para detectar cambios en los rendimientos productivos, no se suele detectar (porque no se mide) un ensanchamiento entorno a la media, aunque es una causa principal de pérdida de ingresos. Es más, al realizar los cálculos económicos de la reducción de costes solo se consideran estos valores medios. Se considera, erróneamente, que si no cambia la media, no cambian los ingresos.

Muchos productores aplazan el mantenimiento de sus instalaciones durante los tiempos de presión de costes. Aunque en algunos casos esto no supone ningún problema, dependiendo de qué se trate y cuánto se retrase, hay que tener en cuenta que la inflación global resultante de las políticas del gobierno durante la pandemia ha aumentado dramáticamente el coste de los materiales de construcción, áridos, combustible, energía de todo tipo, transporte, agua, etc. Cuando el productor quiera ponerse al día en sus reformas pospuestas, se encontrará con que los precios se han doblado respecto a hace justo un año, por lo que el cálculo real del aumento o disminución de los beneficios le puede deparar alguna sorpresa.

La principal reducción que los productores deben llevar a cabo cuando los costes son más elevados que los beneficios es la del peso de venta. Debe hacerse lentamente y con atención especial a la disrupción que puede causar en los flujos y en la logística. También debe hacerse en el contexto de un análisis muy completo de la matriz de precios utilizada por el matadero. Los pesos deben reducirse en relación al nuevo beneficio optimizando el peso medio según las distribuciones (de peso) de los animales vendidos en lugar de basarse exclusivamente en un peso medio. Más que esperar a que los nuevos precios se estabilicen a niveles más altos, los pesos deben aumentarse cuando se reduzcan las pérdidas, por ejemplo, cuando bajen los precios del pienso o aumente la demanda doméstica o de exportación. Cambiar pesos puede ser muy disruptivo, como se ha mencionado, lo que ha llevado a muchas grandes granjas en los EEUU a ser muy reacias a cambiar el peso de mercado, prefiriendo asumir pérdidas que serán temporales y son el resultado de una inversión excesiva en los animales. Otros pueden modificar el peso medio en 10-20 lb (4,5-9 kg) con pocas consecuencias para su logística, siempre que todos conozcan el plan y puedan adaptarse.

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