Las primerizas reciben un protocolo de vacunación completo para reducir la probabilidad de enfermarse y desestabilizar la granja, lo que puede tener un impacto negativo tanto en el rendimiento como en el bienestar de los animales.
Las vacunas son una excelente forma de proteger a los animales, especialmente con nuestros exigentes objetivos de reducción de antimicrobianos. Aunque las vacunas han demostrado su eficacia, no son 100% eficaces ni efectivas. Esto puede deberse a varios factores, la mayoría de los cuales no están relacionados con la vacuna en sí.
Heiningera, et al., (2011), clasificaron los fallos vacunales en dos grupos principales: fallo de la vacuna y fallo en la vacunación (uso, manipulación y prescripción inadecuados). En cuanto al primer grupo, lo subdividieron en:
- Relacionados con el huésped como inmunodeficiencia, respuesta inmunitaria insuficiente/subóptima, asociados a la edad – maduración, estado sanitario subóptimo debido a otras infecciones, estrés, entre otros.
- Relacionados con la vacuna como cobertura incompleta, interferencia antigénica, relacionados con la fabricación.
En total, de los 18 factores que los autores consideran que pueden conducir al fallo de la vacuna, solo 2 se deben a la vacuna en sí y casi la mitad están relacionados con el huésped. Por lo tanto, estamos ante una gran oportunidad para mejorar la respuesta vacunal. Cada núcleo, multiplicador o granja comercial tendrá sus propios protocolos adaptados a los desafíos de campo que esté experimentando (figura 1). Podemos potenciar la respuesta vacunal con betaglucanos que tienen un efecto inmunomodulador científicamente probado que aumenta los títulos de anticuerpos y pueden utilizarse como inmunoadyuvantes.
¿Qué son los betaglucanos?
Los betaglucanos son un grupo de polisacáridos que pueden proceder de diferentes organismos. Los distintos organismos tendrán una estructura diferente y las moléculas de glucosa formarán uno o más enlaces.
- Las algas unicelulares y bacterias presentan enlaces β-(1,3), lo que significa que la primera molécula de glucosa está unida por su carbono 1 al carbono 3 de la molécula de glucosa posterior.
- Los hongos y levaduras tienen enlaces β-(1,3) y β-(1,6).
- La avena presenta enlaces β-(1,3) y β-(1,4) (Murphy et al., 2023).
Observamos que el β-(1,3) es el enlace más común y el reconocido específicamente por el receptor Dectina-1 que es un receptor transmembrana tipo II glicosilado (Reid et al., 2009) y el receptor del complemento 3 (CR3). Ambos receptores cuando se activan aumentan la producción de citoquinas proinflamatorias, quimiocinas y especies reactivas de oxígeno por las células de la inmunidad innata (Baert et al., 2015, Murphy et al., 2023).
¿Cómo funciona?
Los betaglucanos se ingieren con el pienso, se absorben en el intestino, donde se unirán al receptor Dectina-1 de macrófagos y células dendríticas en las placas de Peyer desencadenando una cascada de fosforilación (Jin et al., 2018) que dará lugar a la liberación de moléculas de señalización (Interleucinas/citoquinas/quimiocinas) como se muestra en la Figura 2, activando las células natural killer, T y B.
Es importante notar que el receptor solo reconoce el patrón de enlace beta-1,3-glucano, por lo tanto, los productos que solo tienen esta estructura lineal tendrán una ventaja sobre los ramificados. Además, los macrófagos y las células dendríticas ingieren los beta-1,3-glucanos, los “cortan” en partículas más pequeñas que se liberan al torrente sanguíneo, activando el sistema inmunitario en el resto del cuerpo.
Los beta-1,3-glucanos pueden suministrarse en diferentes puntos, como se muestra en la Figura 1, para potenciar la inmunidad. Se han realizado diferentes ensayos para comprobar el efecto de los beta-1,3-glucanos.
Aumento de la protección frente a PRRS (Smeets et al. 2020)
Este ensayo se realizó en las instalaciones de la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona) con el objetivo de averiguar si la suplementación con beta-1,3- glucanos durante 2 semanas antes de la vacunación aumentaba la respuesta humoral tras la vacunación contra el PRRS en 51 cerdos, como se muestra en la figura 3.
En el día 0 (día de vacunación), todos los cerdos eran seronegativos al PRRS, mientras que 14 días después de la vacunación, ambos grupos tratamiento tuvieron más del 70% de los animales con anticuerpos específicos contra el PRRS y eran significativamente diferentes (p<0,05) del grupo control. Esto indica que los betaglucanos específicos fueron capaces de aumentar la intensidad de la respuesta primaria, lo que es importante si el desafío se produce unas semanas después del destete. Esta tendencia continuó 21 días después del destete, cuando los cerdos de los grupos tratamiento también presentaron más animales con anticuerpos específicos contra el PRRS.
Además, la cantidad de lechones protegidos fue mayor en ambos grupos tratamiento, como se muestra en la figura 4.
Mejora de la respuesta sistémica de los linfocitos T específicos de virus en cerdos suplementados con betaglucanos derivado de algas (Chuaychu et al., 2024)
En este estudio, los autores analizaron los efectos de la suplementación con un betaglucano derivado de algas en el rendimiento de los lechones, así como en las respuestas de los anticuerpos neutralizantes y los linfocitos T específicos del virus de la peste porcina clásica (PPC) y el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS).
Lechones de cuatro semanas fueron asignados aleatoriamente a tres grupos tratamiento diferentes, como se muestra en la Figura 5, y vacunados con vacunas vivas modificadas (MLV, por sus sigla en inglés) contra el PRRS y PPC.
En este estudio, los cerdos suplementados con beta-1,3-glucano mostraron mayores niveles de linfocitos T y anticuerpos neutralizantes específicos del virus PPC en comparación con el grupo control. Además, el beta-1,3-glucano aumentó significativamente los linfocitos T productores de interferón-gamma (IFN-γ) específicos del virus PRRS, incluyendo CD4+, CD8+. Los cerdos que recibieron beta-1,3-glucano también mostraron una reducción de la viremia de PRRS MLV antes que el grupo control (Figura 6).
Esta última parte es crucial ya que, de manera similar a la infección natural por PRRS, la vacunación puede reducir la respuesta inmunitaria adaptativa e innata, lo que también puede interferir con otras vacunas que forman parte del programa de salud.
Conclusiones
Los betaglucanos son aditivos alimentarios que pueden potenciar la respuesta vacunal, contribuyendo así a lograr una respuesta vacunal óptima al abordar los desafíos relacionados con el huésped. Si se usan en las unidades de recría de reproductoras, y se suministran durante el tiempo suficiente para cubrir todo el programa de vacunación, esta estrategia podría ser una opción para mejorar la respuesta vacunal. Además, el principio de potenciar la inmunidad también se puede utilizar para aumentar la calidad del calostro, un tema que se tratará en el siguiente artículo.