Termina junio y el precio español está en su techo del año: 1,23 € / kg vivo. En el total del mes la cotización ha subido de 3,60 céntimos en cuatro sesiones. Otros años en esta misma época a menudo se ha conseguido más en una sola sesión.
Alemania termina el mes al mismo precio con el que lo empezó (con el agravante de un intento de subida de + 3 céntimos corregido a toda prisa a la semana siguiente con – 3 céntimos) y el resto de mercados europeos siguen adormecidos en unos precios estables.
Según Mercolleida, en estos momentos el precio alemán comparado con el español (a calidades homogéneas) se encuentra 11 céntimos por kilo más barato. Resulta difícil competir en los distintos mercados internacionales con este hándicap de partida.
El peso promedio de las canales de este año se mantiene tozuda y sistemáticamente tres kilos por encima del peso del año pasado. Los sacrificios del primer trimestre de este año han sido un 3,80% superiores a los del año pasado, pero si los comparamos con los del 2013, entonces vemos que… ¡han crecido un 14,60%! (por comparación, en Alemania han disminuido un 1% en los últimos 5 años).
Las últimas siete subidas (menos de 8 céntimos en total) del ganado en vivo no han podido ser trasladadas a la carne. Esta es la gran dificultad. Por un lado existe la lógica de subir el precio (menos cerdos, más ligeros, más consumo estival en Iberia) pero del otro pesa como una losa la inmovilidad de los precios de la carne.
Cada céntimo que el matadero cede repercute integra y negativamente en su margen. Cada céntimo que el ganadero no consigue es un céntimo menos para cuando empiece la bajada. Las espadas están en alto; las sesiones de mercado son muy disputadas y todo parece anunciar que de momento así seguirán.
Los stocks de carne son muy altos y todo el mundo sabe que en otoño los precios serán más bajos. Hay que pelear para vender la carne congelada y eso no ayuda a los precios de la carne fresca.
El octavo campeón mundial de ajedrez -Anatoly Karpov para los profanos- tenía una concepción global del juego basada en la armonía y la estrategia a largo plazo; Platón tenía una visión propia e idealizada de los hechos de la vida. ¿Cuál de estas dos concepciones les parece la más adecuada para intentar comprender los entresijos del mercado mundial porcino?
Dejamos a la consideración del lector la respuesta. En el próximo comentario apuntaremos nuestra sugerencia después de haberlo comentado en persona con el gran Anatoly, de vacaciones estos días en Platja d’Aro (Girona).
Para finalizar un aserto del refranero español: “El que la sigue la consigue” y un título de un libro de Augusto Assia (periodista español experto en la II Guerra Mundial) “Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo” (refiriéndose a la posición del Reino Unido en esa guerra).
Guillem Burset