Aunque resulte reiterativo debemos mencionar otra vez el comportamiento diferente de los precios este año. Septiembre ha aguantado mejor que en cualquiera de los ejercicios anteriores (¿10 – 20 años?) a pesar de que las matanzas alcanzan cifras récord.
Gráfico 1. Precio de Mercolleida de la semana 40 de 2011 en comparación con los años anteriores.
Las exportaciones al sudeste asiático aseguran un buen temple al mercado: se baten récords en tonelajes y se incorporan a este flujo comercial algunas piezas nuevas (puntualmente alguna gran operación en jamones). Este aserto es válido para España y para el resto de países excedentarios de la UE. Más vale que no nos preguntemos qué pasaría si esta gran ventana de exportación no estuviera abierta.
Rusia no se ha mostrado activa por el momento, la llegada del invierno debería incentivar sus compras en Europa y asegurar un sostenimiento del flujo global de exportación.
Las piezas nobles han perdido su atractivo (así lo confirman sus precios). El ratio “precio de jamón / precio de la canal” está en mínimos nunca conocidos y la situación no presenta visos de cambiar; el precio de los lomos sigue con encefalograma plano y tampoco ahí se otean cambios.
La naturaleza nos ha regalado un septiembre todavía muy caluroso (aunque refresque por las noches) y, con todo, los pesos de las canales muestran tendencia al alza comedida.
Octubre podría deparar algún ajuste a la baja (festivo del Pilar, refrescamiento definitivo de las temperaturas) aunque muy comedido, nada que ver con años anteriores.
La rentrée (relanzamiento de la actividad tras las vacaciones) se ha negociado mejor que otros años (con más volúmenes en juego) y aunque los mataderos aspiran a comprar más barato -en línea con la tradición-, será difícil que consigan este objetivo.
En el acertadísimo comentario de Jordi Beascoechea del 7 de septiembre se constata que la globalización es imparable y que factores y circunstancias hasta hace poco ajenos a nuestro mercado y actividad están hoy en día afectándonos de pleno.
La producción debe afrontar la realidad que no es otra que la viabilidad de la producción porcina pasa inevitable e inexorablemente por una extrema eficiencia: quedan lejos los momentos en que el mercado permitía márgenes extraordinarios que permitían compensar pérdidas puntuales. Con toda modestia opinamos que la globalización es imparable y que la salvación de muchas explotaciones sólo será posible si se acercan a la excelencia en la gestión.
“La eficiencia trae abundancia”. Anónimo.
Guillem Burset