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La otra cara de la moneda

Da la impresión que el nivel del precio de las canales corre parejo al nivel del agua de una bañera de la que alguien ha sustraído y escondido el tapón. España ha recuperado posiciones en cuanto a su competitividad, pero no lo suficiente.

Para sintetizar lo que ha ocurrido en septiembre, lo mejor es recurrir a la ecuanimidad de las cifras.

El siguiente cuadro (precios oficiales de los distintos mercados) resulta sumamente ilustrativo:

España (€/kg vivo) Francia (€/kg canal) Alemania (€/kg canal)
Semana 34 1,32 1,46 1,75
Semana 39 1,095 1,227 1,53

Traducido a diferencias por kilo canal, a grosso modo, tenemos, en cinco semanas:

En España una reducción de precio de 29 ó 30 céntimos / kg canal
En Francia una reducción de precio de 23,30 céntimos / kg canal
En Alemania una reducción de precio de 22 céntimos / kg canal

Da la impresión que el nivel del precio de las canales corre parejo al nivel del agua de una bañera de la que alguien ha sustraído y escondido el tapón. España ha recuperado posiciones en cuanto a su competitividad, pero no lo suficiente.

Cuando finaliza el verano, el Mercado Español modera siempre sus precios para resultar más atractivo y poder exportar masivamente, lo que se hace necesario en razón del aumento clásico de la oferta de ganado vivo en esas fechas.

La razón última del descalabro en el precio hay que buscarla en el atípico hundimiento europeo (nunca imaginado de esa magnitud) que obliga a nuestro mercado a ceder para intentar aumentar la cuota de exportación, imprescindible en un momento de matanzas desenfrenadas. Creemos que una parte de estos descensos europeos obedecen a una reacción de autodefensa contra la agresividad otoñal española, como si de un marcaje férreo al hombre se tratara, empleando términos futbolísticos. Francia, en especial, parece como si adecuara sus cotizaciones anticipándose a las fluctuaciones españolas.

Opinamos que nuestro mercado está obligado a ser modesto en sus ambiciones en esta época del año; aunque ahora no debería estar lejos la última barrera bajista de esta carrera desenfrenada.

La firmeza europea se evaporó como por ensalmo en este mes que ahora termina, llevándose consigo la atrevida previsión que hicimos en el anterior comentario (donde augurábamos como suelo de nuestra cotización un nivel de 1,16 € / kg vivo). A fuer de sinceros, nunca pudimos preveer el actual panorama.

El consumo de carne ofrece atonía, en Francia se sacrifica a todo ritmo y sólo Alemania ofrece señales de oferta moderada de ganado: no es suficiente. Los mercados del Este no concretan sus demandas y la realidad se impone: la Vieja Europa continúa siendo excedentaria.

Esperemos que octubre encuentre, aunque sea en lontananza, motivaciones para frenar esta hecatombe en espiral.

La esperanza es lo último que se pierde.


Guillem Burset

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