Si estás esperando el regreso a la normalidad, es hora de que despiertes y te des cuenta que lo normal, tal como lo definimos en nuestro pequeño tramo de memoria viva, se ha ido para siempre. El mundo ha entrado en un periodo muy activo en el que no es fácil predecir los eventos, ni a corto ni a largo plazo, ni cómo nos adaptaremos a ellos. El misterio se debe a que nada de lo que ocurre ha pasado antes en nuestra experiencia vivida. Todos intentamos leer las hojas del té para adivinar el futuro comparándolo con períodos similares del pasado. Esto crea lo que llamamos sesgo de confirmación, la falsa creencia de que entendemos lo que está sucediendo pero, no nos engañemos, el sesgo de confirmación nos domina.
La doble pandemia que representan la peste porcina africana (PPA) y la COVID-19 han forzado una nueva era no sólo para los productores de carne de cerdo sino para todo el mundo en general. Es probable que algunos de los cambios que se nos han impuesto se mantengan a largo plazo e intensifiquen otros cambios como una avalancha, que empieza de forma lenta e inocente pero luego toma suficiente impulso como para llevarse cualquier cosa que encuentre por delante.
En primer lugar, parece muy improbable que China resuelva el problema de la PPA en la próxima década o, posiblemente, nunca. Algunos sistemas conseguirán con éxito crear una fortaleza impenetrable de bioseguridad entorno a alguna fracción de la producción, pero una China libre de PPA es un sueño imposible. Sumando a la lista de catástrofes, enormes áreas de China están actualmente inundadas, es sólo otro de una serie de eventos aleatorios que impiden un retorno suave al objetivo de la autosuficiencia. ¿Esto hará que el futuro sea brillante para los posibles países exportadores? Ya puedo oler la nueva superproducción estructural que se avecina. Afortunadamente los proveedores de capital salvarán a la industria de sí misma.
En segundo lugar, hay una probabilidad creciente de que las distracciones debidas a la pandemia de la COVID-19 tengan un papel en la renovada propagación de la PPA a otras grandes regiones productoras de cerdo. Cuánta más seguridad pongamos en cada puerta para tomar la temperatura y preguntar por los síntomas, menos habrá revisando los equipajes o los miles de camiones o contenedores en las fronteras o puertos. La reducción de los viajes turísticos y nacionales debida a la pandemia ha sido una gran ayuda, pero pronto terminará. Sabemos, por los funcionarios de aduanas, que actualmente está siendo diseminada entre países por viajeros normales, la mayoría de los cuales no conocen los peligros. La PPA también puede transportarse en envíos de piensos y materias primas desde áreas donde esté activa. Si irrumpe, hay que contar con una reducción de la demanda por miedo a zoonosis, aunque no lo sea. Todo forma parte del proceso de aceleración de la avalancha del cambio.
En respuesta a todo esto, los primeros cambios ya están llegando a la cadena del cerdo y de otras carnes de la mano de los proveedores de capital, que forzarán la reestructuración de elementos inflexibles de dichas cadenas mediante cierto nivel de disgregación en cadenas más pequeñas pero coordinadas, así como un aumento dramático de la robótica y otras tecnologías reductoras de la variabilidad. La flexibilidad es el nuevo requerimiento. Los golpes combinados de PPA + COVID-19, tanto sobre la oferta como sobre la demanda, han revelado que la estructura actual de la industria tiene demasiado riesgo estructural (inevitable) concentrado en partes inflexibles de la cadena por lo que debe reimaginarse y remodelarse.
Esto sucederá a medida que el coste del capital y los requisitos de liquidez para obtener capital se vuelvan demasiado elevados y financieramente ineficientes para que los sistemas actuales sean rentables. Estos nuevos requisitos de liquidez, mucho más elevados, se producen cuando los prestamistas exigen a los productores que tengan reservas de capital mucho más altas que no pueden ser invertidas en el negocio, sino que se tienen que mantener como garantía ante pérdidas demasiado grandes para los prestatarios.
Cuando la producción está organizada en entidades independientes, existe una desigualdad de riesgo, fundamental e insuperable, a la que los productores deben enfrentarse (debida a procesos de producción largos e inflexibles) en comparación con el resto de los participantes de la cadena. La sobreproducción puede producirse debido a malas decisiones sobre la demanda futura, pero también a causa de decisiones políticas imprevistas, el cierre repentino o la reducción de la capacidad del matadero y las pandemias que perturban los canales de distribución. La naturaleza inflexible de la producción biológica, que sigue funcionando en medio del desastre, no sólo ha forzado pérdidas financieras profundas e inaceptables para los productores sino que ha llevado incluso a la eutanasia de millones y millones de animales, evidenciando más que una catástrofe financiera.
Los eventos actuales muestran dramáticamente la prima de riesgo de poseer de forma independiente sistemas de producción biológicamente inflexibles. Como he mencionado muchas veces, esto ya está llevando a la consolidación de la producción y el procesado, tanto desde el procesador hacia abajo como desde la producción hacia arriba. Esto no resuelve los problemas, pero al menos ofrece nuevas oportunidades de beneficio para pagar el aumento del riesgo, al menos en parte. Los errores de ejecución, la gran diana que los animalistas han colgado en la espalda de estos sistemas y las políticas progresistas de algunos países, a menudo erosionan estos beneficios, incluso en estos sistemas coordinados. Bienvenidos al futuro de la producción mundial de carne de cerdo.