La Unión Europea ha visto, boquiabierta y en estado de shock, como el mercado alemán se ha comportado con una brutalidad sin precedentes. En efecto, la crisis dioxínica desembocó en una ausencia de consumo tan radical que no hubo otra opción que la caída libre del precio de las canales.
El desfondamiento impresionante de Alemania ha provocado, como no podía ser de otra manera, reacciones de los poderes políticos. La primera y más inmediata ha consistido en la puesta en marcha de una operación de almacenamiento privado que ayudará. Esta operación está abierta en todos los países de la UE, España incluida.
Pensemos que la contaminación por dioxinas ha conllevado la prohibición de exportar carne de cerdo alemana (y de regiones limítrofes afectadas) a Japón, China y la gran mayoría de países terceros, lo que no es nada halagüeño.
Los costes de producción siguen aumentando a remolque de los aumentos de las materias primas y, encima, la crisis egipcia amenaza con encarecer brutalmente el petróleo. Sea como sea, está claro que los costes aumentan y aumentarán. Esta es una tesitura extremadamente complicada. ¿Qué hacer?
- El mercado sigue plano, la demanda de carne es demasiado leve y subir su precio será complicado. Esperemos que el almacenamiento privado ayude. En todo caso, debería notarse.
- La harinas de carne siguen prohibidas. Los expertos dudan y son muy reticentes a recomendar su reutilización. La reintroducción de la harina de carne en la fabricación de piensos ayudaría.
- Es innegable que algunas explotaciones de porcino desaparecen (jubilaciones, inviabilidad económica,...); el acumulado total en España no es nada despreciable y, quizás, la oferta flaqueará ayudando a sostener el precio.
No sabemos si soplan vientos de cambio, como nos indicó un reputado operador, pero existen indicios que así lo insinúan. De momento, nuestro mercado ha superado el terremoto alemán con ademán imperturbable, señal inequívoca de su fortaleza natural.
La clave de todo reside en la capacidad del mercado interno en la UE de subir o no el precio de la carne: a precios planos de la misma no se pueden oponer alzas del ganado. Lisa y llanamente es así.
El cartaginés Aníbal, el general más grande que el mundo ha conocido, dejó dicho: “La victoria fue siempre para quien jamás dudó”
Guillem Burset |