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En febrero apuntábamos que o bien Europa nos seguía en la carrera alcista o bien el precio español no podría seguir tan alto en relación a nuestros vecinos. Bien, un mes más tarde hemos de constatar que el impulso español se ha refrenado (las dos repeticiones últimas así lo confirman), pero -y es muy importante- Europa se mueve al alza tímidamente siguiendo la estela española.
Después de 8 mercados con repetición, Alemania ha subido en tres sesiones 4 céntimos por kilo, acercando su precio al nuestro. Dinamarca -un mercado siempre muy comedido y ponderado- ha movido al alza 4,40 céntimos por kilo en las dos últimas semanas.
En nuestro mercado la situación es, inevitablemente, tensa: las subidas consecuentes e importantes no han podido ser repercutidas en la carne y los mataderos han visto como su margen de explotación entraba en cifras negativas. Las pérdidas importantes en la actividad semanal son un claro estímulo a reducir actividad de sacrificio; la situación se ha presentado tan difícil que prácticamente la totalidad de empresas de sacrificio y despiece han disminuido claramente su actividad. Es cierto, está constatado y nos parece lógico. A pesar de ello, el precio español resiste: buena señal.
A partir de ahora el horizonte se despeja: la primavera provoca las barbacoas masivas en Alemania, la oferta de cerdos vivos no es exultante en ninguno de los países punteros, el jamón reacciona abandonando la pesadez de los últimos meses (no hay que olvidar que el jamón representa más del 20% del peso de la canal) y la cercanía del verano proporciona fluidez a las ventas de lomo (pieza estrella de la canal). Todo parece indicar que el precio se está consolidando al nivel actual para retomar impulso claro más adelante.
Las incertidumbres económicas derivadas de la crisis y la restricción evidente del acceso al crédito han provocado, hasta hace pocas semanas, que los operadores priorizaran vender antes que cualquier otra consideración (de esta forma no hace falta financiar ningún stock). La disminución de matanzas está provocando que los "últimos" camiones de carne (= siempre los peor vendidos) simplemente no existan, creando un inicio de sensación de desabastecimiento del mercado; esta circunstancia favorece la predisposición a los aumentos de precio. El caldo de cultivo existe, no obstante hace falta comprobar que el objetivo se cumple y los precios de la carne aumentan en paralelo a los aumentos del cerdo en canal.
Abril dictará su veredicto. La Semana Santa no ayudará al sostenimiento del mercado (muchas fechas son inhábiles) pero si el mercado llega a la lonja del 16 de abril sin retroceder -cosa muy probable- entonces sólo existirá un escenario: subidas sostenidas cuyo límite conoceremos en verano. Creemos que no confundimos, para nada, los deseos de la producción con la realidad.
El optimista algo amasa, el pesimista fracasa.
 Guillem Burset |
