Cuando se oye en las noticias que la cadena de suministro mundial se ha restablecido, hay que entenderlo de la siguiente manera: la cadena de suministro mundial está cambiando a medida que encuentra soluciones a los bloqueos clave. No sólo se han ideado formas ingeniosas de solucionar los problemas de muchos patrones de movimiento preexistentes, sino que se están realizando nuevas inversiones en todo el mundo para "regionalizar" los suministros de insumos agrícolas, industriales y militares clave ante el temor de futuras interrupciones. No se abandona la globalización, pero los países y las empresas están viendo la conveniencia de generar una capacidad de suministro local, lo que puede significar la creación de reservas o de nuevas instalaciones de producción, para evitar los costes de agotamiento de existencias de insumos clave.
Se trata de una versión global de la gestión de inventarios a nivel de empresa, en la que se almacenan distintas cantidades de ciertos productos porque se cree que el coste relativo de hacerlo para cada uno de ellos es menor que el de quedarse sin ellos, incluso durante un breve periodo. Un director de supermercado me dijo hace poco que quedarse sin leche es mucho más perjudicial para la demanda futura que quedarse, por ejemplo, sin salsa de espaguetis, ya que hay algunos artículos que, cuando no están disponibles, rompen el vínculo entre el comprador y la tienda y el comprador busca un proveedor más fiable en otra parte. Por esta razón, el riesgo de que se agoten los productos se tiene en cuenta junto con el coste de que se agoten para determinar el tamaño de las existencias básicas durante cualquier periodo futuro.
Aunque ciertamente sufrieron la escasez de fertilizantes para los cultivos de 2021-22, los agricultores estadounidenses se vieron ayudados por una gran capacidad de producción nacional de fertilizantes nitrogenados. Las instalaciones de producción de fertilizantes tienden a situarse donde se encuentran las materias primas para fabricarlos, cerca de minas o puertos, pero en algunos casos, es al revés. Brasil es un ejemplo de un gran exportador de cereales forrajeros que está acogiendo con satisfacción las nuevas inversiones locales para la producción de fertilizantes, ya que la posibilidad de abastecer casi todas las necesidades futuras a partir de la cadena de suministro mundial se considera ahora demasiado arriesgada. Muchas de estas nuevas inversiones en plantas y equipos tienen lugar en las zonas de producción, ya que la infraestructura de transporte en Brasil suele ser bastante problemática.
En la producción animal estamos viendo que la solución de cuestiones clave del suministro y del coste se producen de abajo hacia arriba. Me refiero a que los problemas en la producción de carne se están resolviendo desde el pienso, avanzando hacia la producción y el procesado. Debido a que la demanda de producción de carne continuará bajo presión por las estrategias de control de la inflación, con el consiguiente aumento en el desempleo (que ya han comenzado y la mayoría predice que aumentarán), globalmente se está planificando muy poca capacidad de producción adicional. Si a esto le sumamos los aumentos de las tasas de interés, a unos valores que no se han visto en una generación, nos encontramos con que el coste de construir nuevas instalaciones, o hacer renovaciones importantes (que podrían aumentar la producción), no parecen atractivos para la mayoría de las empresas. Además, todavía hay una escasez de mano de obra muy preocupante en la producción agrícola, lo que hace que muchas empresas decidan no expandirse ahora porque sería muy difícil encontrar suficiente personal. Se espera que la producción de carne de cerdo, de ternera y de aves de corral, se mantenga estable para 2023, con algunos aumentos en el sector avícola a medida que el desafío de la influenza aviar altamente patógena A (H5) y sus derivadas se controlen más.
Debido a la fortaleza del dólar estadounidense –que se mantendrá, si los tipos de interés de EEUU siguen proporcionando posibilidades de obtener rendimientos seguras y relativamente más atractivas para los inversores globales–, el incentivo para formar nuevas alianzas para el comercio es alto. Por ejemplo, nos encontramos con que Brasil está reforzando sus relaciones de exportación con China, ya que puede producir carne de cerdo para el mercado global bastante más barata que nadie (INTERPIG: aumenta el coste de producción del cerdo en todos los países). Aunque EEUU es el segundo país del mundo en producción de carne de cerdo a bajo coste, un tipo de cambio desfavorable puede eliminar rápidamente esta ventaja.
Sabemos que en algunas zonas de la UE, sobre todo las que han estado sometidas a fuertes presiones políticas para reducir la producción de purines y estiércol, se está erosionando la capacidad de producción, ya que el coste de construcción de nuevas instalaciones es elevado, el cumplimiento de la normativa es económicamente inviable y la importancia relativa de la energía en la combinación de costes es cada vez mayor. Esto significa que los cerdos están abandonando las zonas de producción clásicas del noroeste de Europa, donde la proximidad a los principales puertos de importación y exportación del Mar del Norte proporcionó décadas de ventaja comparativa. Los cerdos se dirigen a lugares como España, donde la integración y una gestión cuidadosa, no sólo de la cadena de suministro, sino de todas las funciones de abastecimiento y comercialización, se ven facilitadas ahora que las granjas están en manos de un número relativamente menor de empresas. Aunque esto no evita los errores, estratégicos o de otro tipo, ayuda a tomar decisiones de forma más rápida y proactiva y que afectan a muchos cerdos a la vez.
Todavía no conocemos el daño económico que supondrá el control de la inflación. La inflación ya ha provocado una pérdida de casi dos dígitos en los ingresos reales en EEUU, pero los ahorros de los años de la pandemia, aunque se están agotando, siguen alimentando las compras más allá de las expectativas de ingresos actuales. Se teoriza que las empresas están manteniendo a los trabajadores durante más tiempo del que las presiones actuales sobre los beneficios y los costes habrían permitido en el pasado, lo que está enviando una especie de señal retardada a los responsables políticos. Esto se debe a la dificultad de encontrar trabajadores de alta calidad en número suficiente. Esta situación plantea una peligrosa batalla con la Reserva Federal (que controla los tipos de interés en EEUU), ya que indudablemente el desempleo tendrá que aumentar, y posiblemente hasta cifras incómodas, para controlar la inflación. Muchas de las grandes tiendas minoristas de EEUU tienen algunos estantes vacíos, no sólo por la escasez de productos, sino por la falta de personal para volverlos a llenar.
Se perfila como un año bastante bueno para los productores de carne de cerdo por distintos motivos. La producción mundial de cultivos para alimentación animal, que ya está en marcha en Sudamérica, muestra signos de producción y exportación récord; gran parte de los costes asociados a los precios de la energía probablemente se desvanecerán a medida que la guerra en Ucrania se acerca hacia su inevitable final. Las soluciones para los fertilizantes ya se han logrado en gran medida, por lo que mucho depende de cómo y con qué rapidez Rusia salga de Ucrania, y de si lo hace bajo el mismo liderazgo. Esto determinará lo complicada que será la producción de cultivos este próximo año en la UE. Los tipos de interés mantendrán la sobreexpansión al mínimo, permitiendo así periodos de rentabilidad prolongada para los productores; China probablemente estará en el mercado comprando carne de cerdo mientras lucha con la pandemia (¡y especialmente con su eliminación, momento en que la demanda debería dispararse!) y lidia con los fracasos en serie de las nuevas y viejas empresas frente a la PPA y otros problemas sanitarios.
Comenzamos la temporada de espera y anticipación ahora que nos llega el invierno a los que vivimos en el hemisferio norte. En la caída de las hojas vemos el ciclo inevitable de la vida, que pasa por su fase de ralentización, oscurecimiento y quietud. Es un buen momento para reflexionar sobre el sentido de lo que haces y cómo lo haces porque, en pocas semanas, los días se harán más largos y la novedad empezará a surgir de los restos sin vida de 2022. Esa será la señal de que 2023 está listo para tu renovada contribución. Por mi parte, estoy deseando ver lo que significará.