El primer mercado de este año ha registrado un aumento de 2 Eurocéntimos por kilo vivo, en paralelo al movimiento francés, ambos países arrastrados por Alemania (+0,08 Euros en total en la primera semana).
En la semana del 5 al 9 de Enero prevaleció la sensación que los precios europeos podían recuperarse, fundamentalmente por dos motivos: el estocaje privado y la aparición en USA del primer caso de Vaca Loca oficial (con derivaciones importantes hacia el porcino, cuya carne podría hacerse huecos en el mercado por sustitución). Han bastado seis días para constatar, de nuevo, la pesadez del mercado.
Las matanzas españolas baten récords históricos; resulta imperativo dar salida al ganado retrasado en Navidades. Este exagerado ritmo de matanzas ha colmatado fácilmente las necesidades de la industria nacional de transformación, a pesar de sus importantes demandas en la reapertura después de fiestas.
No resulta fácil comercializar en el extranjero los excedentes de producción española; los clientes tradicionales y bien establecidos mantienen el tono pero es casi imposible encontrar o recuperar clientes oportunistas, a causa de la extrema sobreabundancia de carne. Para empeorar las cosas, el dólar sigue bajando.
Mucho nos tememos que en las próximas lonjas habrá una gran dificultad para consensuar un precio: de un lado el sector ganadero se encuentra acuciado por el incremento de sus costes de producción y del otro el matadero experimenta gran dificultad en comercializar la carne.
La reacción alemana aparece completamente yugulada a estas alturas. Los sacrificios récords de Dinamarca (que tiene programadas matanzas de seis días por semana hasta principios de febrero), unidos a los del Gran Oeste Francés -453.000 cerdos la semana pasada contra los 390.000 habituales- han saturado hasta el último rincón con sombra de demanda.
La operación de Estocaje Privado se completa a pasos agigantados: se han solicitado 28.000 toneladas en una semana, la mitad desde Dinamarca. A este ritmo, a finales de la próxima semana se habrá agotado el cupo previsto de 80.000 toneladas. No parece que la vigencia de esta operación haya afectado los niveles de precio de la carne, mas allá de dos artículos muy puntuales (cuellos y, sí acaso, paletillas).
Europa redescubre que sin el auxilio de buenas ventas hacia países terceros la oferta interna excede en un 5% como mínimo su capacidad de consumo: no queda otra alternativa que reducir la producción.
En esta situación de crisis total y profunda, parece que lo importante es resistir más y mejor que el vecino, confiando que éste arroje la toalla antes que uno mismo.
No vemos ninguna luz al final del túnel.
Guillem Burset
Grup Unexporc