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Diversos trabajos han puesto de manifiesto la importancia de la prolificidad de la cerda en el primer parto sobre los resultados a lo largo de toda su vida productiva, siendo las hembras de mayor prolificidad las que mantienen este parámetro en un nivel alto y así mismo al contrario.
Sobre esta base se están cubriendo las nulíparas con un peso y edad de 140-150 kg y 8 meses y medio en la Bretaña francesa y ganaderos daneses con 160 kg y 9 meses de vida, con el objetivo de obtener hembras de alta prolificidad durante su vida productiva. Esta pauta permite obtener aparatos genitales de hembras nulíparas de longitud muy similar al de una multípara.
Un buen desarrollo del aparato genital es lo que permite, con un ovario de 4-5 cm de diámetro, tener una capacidad de respuesta numerosa a la ovulación y con un tamaño de útero superior a los 60 cm una distribución y evolución correcta de los embriones.
Si bien el desarrollo del aparato genital está ligado al incremento de peso y edad, es principalmente la actividad hormonal la que estimula el crecimiento del mismo; después de cada periodo de celo el incremento de longitud del útero en una nulípara puede ser superior a los 10 cm.
En conclusión, tan importante como la edad y el peso es que la cerda joven haya cumplido tres celos antes de la cubrición, lo que asegura un desarrollo correcto del aparato reproductivo para cumplir con esta función. Las hembras que inicien antes la pubertad respecto a las de su misma edad manifiestan una predisposición mejor a ser de alta prolificidad.
La longitud de la vagina de una hembra en el celo tiene correlación con el tamaño de su aparato genital. Si medimos esta longitud durante la inseminación artificial podremos valorar el desarrollo del aparato y su potencial de productividad.
