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Tras la validación visual, discutida en el anterior artículo de esta serie de artículos de bioseguridad en el transporte de animales, continuamos con la validación microbiológica de este proceso.
Validación microbiológica
Es un sistema utilizado para valorar el procedimiento de limpieza y desinfección de los transportes, pero no para valorar el estado de un camión antes de carga ya que el principal problema es el tiempo que se precisa para obtener la información (incubación de la muestra y resultados en 48-72 h) y seguramente el camión ya habrá realizado el transporte.
En la validación microbiológica, el principal objetivo es la detección de enterobacterias (bacterias Gram- que forman parte de la microbiota del intestino). Estas enterobacterias nos indicarán la presencia o ausencia de materia orgánica después de la limpieza y desinfección del transporte. Se utiliza este método y no PCRs específicos para los patógenos porcinos (PRRS, PED, etc) porque el PCR sólo nos indicará la presencia de material genético, pero nunca si el patógeno es viable y capaz de infectar.
Para el chequeo microbiológico del transporte, es importante estandarizar la toma de muestras (que siempre se haga de la misma manera). Se puede realizar mediante hisopos o placas RODAC®, pero debido al volumen de superficie que hay en un tráiler, lo mejor es aumentar la superficie muestreada mediante toallitas o esponjas especiales (Chiffonettes®/Sodi-box®) (foto 1). Normalmente se toman dos muestras por piso del tráiler, otra del ascensor, una de la cabina, y otra de las cajas laterales (foto 2). Esto supone de 7 a 9 muestras por transporte (dependiendo del número de pisos del tráiler). Siempre se debe muestrear la misma cantidad de superficie (cm²) de cada punto y se debe comunicar al laboratorio dicha superficie para poder darnos los resultados en UFC/cm².
Valoración de los resultados: no hay nada escrito sobre qué concentración de enterobacterias sería la correcta para determinar un transporte “apto” o “no apto” para una carga de animales. Sin embargo, sí existen referencias en la industria alimentaria: se considera una superficie "apta" aquella que presente una carga de 0-10 enterobacterias/cm². A partir de este punto de referencia, debe ser cada empresa la que determine el punto de corte aceptable.
Detección de la Adenosina Trifosfato (ATP)
Debido a la limitación en tiempo que supone el cultivo microbiológico para la obtención resultados, existen en el mercado otras herramientas para la validación de la limpieza y desinfección, originarias de la industria alimentaria, que se pueden utilizar en el caso de los transportes de cerdos de forma combinada con la microbiología. Una de estas herramientas es la detección de la adenosina trifosfato (ATP). El ATP es un componente presente en heces, restos orgánicos, comida, bacterias, protozoos, parásitos, levaduras y hongos. Sin embargo, no sirve para detectar virus. En la industria alimentaria, se utiliza la detección de ATP en superficies de trabajo como control de calidad de la limpieza y desinfección. Es un test rápido (resultados en segundos), fácil de usar por los operarios, pero se ha de tener cuidado con la interpretación de los resultados porque es una prueba muy sensible. La toma de muestras del transporte se realiza en los puntos de control mencionados anteriormente (foto 2), pero con un hisopo que ya contiene un agente humectante y el enzima luciferasa (se activa con la presencia de ATP). Se muestrea una superficie de 10cm X 10cm en cada punto de control. Mediante un luminómetro (foto 3), se lee la bioluminiscencia del hisopo y obtenemos unos resultados en RLUs (Relative Light Units).
Valoración de los resultados: al igual que con la prueba microbiológica, se tienen que establecer los límites críticos que nos indiquen qué valores se pueden considerar correctos. En la industria alimentaria, estos valores pueden variar dependiendo de la superficie muestreada y del producto que se produzca. En un estudio en Canadá, se evaluó la efectividad del protocolo de limpieza y desinfección de los transportes de cerdos mediante el método de la bioluminiscencia del ATP, y se establecieron los siguientes valores críticos: apto, por debajo de 430 RLU / 100 cm², con riesgo de contaminar entre 430 y 850 RLU/ 100 cm², y con un elevado riesgo, valores por encima de las 850 RLU/ 100 cm² (estos valores son sólo a modo de ejemplo).
Al hacer la valoración de resultados, se debe tener en cuenta la toma de muestras en la planta de lavado y después de la limpieza y desinfección ya que, como se ha comentado anteriormente, es un método muy sensible y la contaminación ambiental puede incrementar los valores positivos.
Hay que hacer una inversión inicial para el luminómetro, pero el coste de cada muestreo no es elevado (aprox 2 euros/hisopo). Es recomendable ir recalibrando el aparato de lectura (se puede utilizar una muestra con el hisopo del interior de una jeringa estéril o de un tubo estéril tipo "vacutainer®".
La industria porcina es cada vez más consciente de que debe haber protocolos para los distintos procedimientos que llevamos a cabo en las granjas y en los transportes de animales y de que estos protocolos deben estar escritos. Sin embargo, a veces nos olvidamos del punto final y más importante, de la validación del protocolo para saber si realmente funciona (o dicho de otra manera, del control de calidad).
