La existencia de peste porcina clásica en Alemania ha provocado el retraimiento (en realidad la anulación) de las ventas de ganado vivo francés en aquel mercado (fundamentalmente para evitar el riesgo de “importar” accidentalmente el virus).
El mercado francés, privado de esta válvula de escape, se derrumbó en la primera semana de abril: en dos sesiones (lunes y jueves) se perdieron nada menos que 8,70 céntimos/kilo canal. Desde entonces hasta hoy ha retrocedido dos céntimos más.
La cotización española ha permanecido impertérrita: la cesión de 1 céntimo en la lonja del jueves día 6 (vigilia de Semana Santa) resulta anecdótica en el contexto de las diferencias actuales.
En el día de hoy, la diferencia en el precio neto a percibir por el productor por kilo canal entre franceses y españoles se sitúa en unos 19 céntimos; por supuesto el precio francés es inferior.
Esta situación no es nueva; otros años se han constatado diferencias de este calibre a finales de mayo o a principios de junio. Diferencias de esta magnitud nunca han podido persistir (hasta hoy) más allá de dos – tres semanas.
Hace tiempo que Francia se ha constituido como nuestro primer cliente en exportación; con una diferencia tan brutal en las cotizaciones de ambos lados de los Pirineos los flujos se resienten y muchas partidas de carne se almacenan en España por no poderse defender al precio que correspondería según nuestro nivel de precio canal.
Obviamente, esta situación no puede perpetuarse. Veremos si Francia reacciona (con mayo trufado de fiestas allí no parece fácil) o bien Mercolleida flexiona a la baja para posteriormente rebotar.
A veces una buena estrategia pasa por recular momentáneamente para avanzar mejor (tal como decía a menudo el inolvidable cubano J.R. Capablanca, quién fuera campeón del mundo de ajedrez desde 1921 a 1927).
En cualquier caso el escenario mundial no es muy favorable: recientemente las exportaciones de Brasil a Rusia se han visto favorecidas (los aranceles rusos para origen Brasil son mucho más suaves que para el origen UE) y los mercados asiáticos (China, Hong-Kong, Corea, Japón) se muestran extremadamente apáticos.
Habrá que esperar y ver, aunque bien podría ocurrir que este verano la curva de precios no fuera paralela a la de otros años (sin que ello implique ningún pronóstico negativo, más bien al contrario).
Flor temprana, fruto no grana.
Guillem Burset |