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A un observador ajeno al sector podría parecerle que el mercado español camina con paso firme hacia una revalorización importante puesto que en las cinco últimas lonjas de Mercolleida se acumula una subida de 13,30 céntimos por kg vivo.
La realidad es bien distinta ya que la totalidad de este aumento se ha realizado en detrimento del margen de los mataderos, quienes no han podido revalorizar ninguna pieza de la canal, ni en el mercado nacional ni en los mercados de exportación.
La demanda europea se encuentra en “calma total”, bajo mínimos absolutos en lo que concierne a productos congelados. La demanda interna española presenta el mismo perfil.
Enero y febrero han sido meses de semanas completas, cosa que ha permitido matar a pleno ritmo. Las importantes matanzas y la atonía del mercado han provocado que los stocks en cámaras sean los mas importantes de la historia (conviene recordar que la capacidad frigorífica en España se ha doblado en los diez últimos años como ya apuntamos en el anterior comentario). Creemos que esta circunstancia actuará como un lastre para el precio más tarde o más temprano en este ejercicio, aunque hasta ahora ha ayudado a enmascarar la triste realidad de demanda pobre.
La interconexión y dependencia de nuestro mercado y el resto de mercados europeos es cada año que pasa más importante (también en el sector porcino se deja sentir la globalización), por lo que resulta imprescindible observar lo que ocurre al norte de los Pirineos.
En las ultimas cinco semanas, Alemania acumula un aumento de 0,01 Euros / kg canal; Francia acumula un aumento de 0,043 Euros / kg canal. Con fecha de hoy, la cotización holandesa para el cerdo en vivo es de 0,97 Euros / kg, nueve céntimos inferior a la nuestra. No son datos que inviten al optimismo.
Que el precio español ocupe el liderazgo europeo en junio ya es tradicional; que eso acontezca en febrero es excepcional.
Falto de una reacción europea, al precio español no le queda recorrido alcista aquí y ahora: los mataderos han contribuido a aumentar el precio sacrificando –de buen grado o por fuerza- su margen y no pueden soportar más aumentos si la repercusión en la carne no es viable.
Creemos que hasta Semana Santa habrá una situación de “impasse” con ligeras oscilaciones y a mediados de abril podría continuar un alza moderada. Para que esta previsión se cumpla hará falta, no obstante, que el mercado acelere un poco el consumo (febrero siempre ha sido un mes muy pasivo).
Ya vendrán tiempos mejores.
Quien tiene paciencia al final alcanza ciencia.
 Guillem Burset |
