Pocas veces habremos visto un mercado tan saturado como este otoño. La oferta de ganado en vivo sobrepasa con creces la capacidad de sacrificio y el peso medio de las canales no cesa de aumentar.
Los precios son irrisorios en comparación a los costes; las pérdidas son cuantiosas, ya sangrantes, y la situación no parece que vaya a mejorar a corto plazo.
En años anteriores existía el recurso de la exportación masiva de canales como medida enérgica para desatascar y aportar fluidez a nuestro mercado; con el panorama que existe en el conjunto de la Unión Europea este recurso no se ha materializado por ahora (los precios de la canal en los países de destino europeos no permiten que podamos exportar las clásicas canales).
Por doquier aparecen partidas de ganado pasado de peso y los mataderos no dan abasto a sacrificar la oferta de sus proveedores habituales, a pesar de trabajar a pleno ritmo En el nordeste peninsular la situación es grave. En algunas plantas se han sacrificado partidas de cerdos con pesos medios batiendo todos los registros históricos.
El dólar barato dificulta las exportaciones europeas a terceros países, exportaciones que son esenciales para descongestionar Europa. En el mercado mundial, Europa ha perdido competitividad de una forma clamorosa.
Bruselas ha aprobado una operación de estocaje privado de carne de cerdo por un monto de 100.000 toneladas (la comunidad europea subvenciona el estocaje de determinadas piezas con el compromiso de retirarlas del mercado un numero de meses prepactado). Esta semana los operadores han podido presentar sus solicitudes. Esta operación ayudará a aportar una pizca de fluidez, aunque 100.000 toneladas de carne mayoritariamente deshuesada representan no más de 2 millones de cerdos (el sacrificio de España de dos semanas). Creemos que esta operación pasará desapercibida en lo concerniente a la evolución del mercado, tanto ahora como cuando esta carne “aparcada” vuelva a aparecer para su venta.
La mejor medicina sería que los rigores climáticos del invierno se adelantaran, el frío contendría el engorde y en poco tiempo se podría regularizar la situación. De momento no es el caso.
No cabe duda que la situación es muy grave: de una forma u otra habrá (en el conjunto de la comunidad europea) una reducción de la producción que forzosamente ha de provocar un radical cambio de escenario: creemos que en la primavera-verano del 2008 constataremos precios del ganado históricamente altos. No puede ser de otra manera.
Si los mataderos terminan el ejercicio con balances positivos harán bien en guardar sus beneficios para hacer frente a las dificultades que se adivinan cuando las cosas cambien radicalmente.
No obstante y por el momento, tal como comentaba un reputado y significativo operador francés: “cuando la vaca cae, por doquier aparecen los cuchillos”
Guillem Burset |