Ni los más viejos del lugar recuerdan nada parecido. El precio del cerdo español –impasible el ademán– resiste como líder europeo indiscutible aparentando total inmunidad respecto a las señales claras e innegables que llegan de toda Europa.
El mercado europeo supura carne por todos sus poros y resulta extremadamente difícil colocar despiece porcino. La oferta intracomunitaria excede con mucho a la demanda y no falta un gramo de carne en ninguna plaza de la Unión Europea.
Los mataderos españoles presentan pérdidas a un nivel nunca conocido hasta hoy; esta es razón suficiente para que el pesimismo se apodere del sector y –por pura coherencia– las matanzas se hayan reducido muy tangiblemente.
La situación es completamente insostenible: nuestros vecinos ya han reaccionado bajando sus cotizaciones (especialmente Francia y Dinamarca) y los precios de sus productos. La exportación deviene más y más difícil y todo el mundo tiene la sensación de haber chocado con El Muro. Los mataderos y salas españoles pierden sumas asombrosas y resulta totalmente imposible aumentar los precios de la carne; se mata poco y ni aún así se coloca el género, en pleno mes de julio resulta complicado vender los lomos,…..ni por asomo se vislumbra algún signo de optimismo.
Los diferenciales entre nuestro precio y los precios de nuestros vecinos son importantes, no queda otra opción (por dolorosa que esta sea para la producción) que rebajar el precio español para recuperar competitividad; no tanto por acercarnos a los precios más baratos de Europa sino para no alejarnos más. Nos parece que la situación es tan excepcional que los mataderos se sienten obligados (necesitan sobrevivir) a utilizar sus mejores armas para bajar el precio o bien reducir todavía más sus matanzas. No les queda otra alternativa. En otros países (léase Francia) la realidad es la misma.
En esta tesitura creemos que agosto ofrecerá una cascada de recortes en la cotización española (moderados o no ya se verá) en un contexto de “alta tensión” en la mesa de Mercolleida. No es frecuente que en agosto el precio del cerdo recule; no obstante este año todo parece indicar que así será.
Es triste constatar que en un momento difícil, con una crisis económica general, todos los eslabones del sector porcino desarrollan su actividad con grandes dificultades: la producción no ve el momento de recuperarse de los malos resultados del ultimo año y medio, los mataderos y salas enfrentan pérdidas hemorrágicas, la industria de transformación no puede repercutir las alzas a su producto final y, además, se ve confrontada a una política de priorizar la marca blanca por parte de la Gran Distribución. La globalización comporta fusiones de industrias (al final, menor numero absoluto de clientes) y nada hace preveer que se puedan presentar sorpresas agradables para un sector maduro y, quizás, sobredimensionado.
“La pobreza no viene por la disminución de las riquezas sino por la multiplicación de los deseos” (Platón).
Guillem Burset |