Nuestro mercado repitió cotización el dia 2 de noviembre después de nueve sesiones consecutivas a la baja. Desde esa fecha se ha constatado un aumento de 4,50 céntimos por kg vivo. En buena hora.
Absorbida la sobreoferta resultante de los retrasos del verano y de la benignidad de las temperaturas de lo que llevamos de otoño (en “La Vanguardia del 23-11-06 se afirma que el mes de noviembre de hogaño es el más caluroso de los últimos cien años, en Barcelona) ha llegado el momento en que la sobredemanda sostenida de los mataderos (en un porcentaje importante han incrementado actividad) excede las disponibilidades en granja. Esta sería la “fotografía” del momento actual del mercado español.
Nos parece importante señalar que la corrección al alza de la cotización española se ha realizado, en un 90% de su recorrido, a expensas del margen del matadero, esta situación nunca deja lugar al optimismo.
En nuestro entorno europeo las cosas no pintan igual: Francia flaquea y Alemania muestra un perfil completamente abúlico. Nuestras exportaciones se ven, indefectiblemente, afectadas.
En el pasado, nuestro mercado ha demostrado tener la suficiente autonomía (consumimos aproximadamente un 78% de lo que producimos) para aguantar una tendencia contrapuesta a la europea algunas semanas aunque es cierto que, al final y en todos los casos, la situación se vuelve insostenible y España termina por adecuar sus precios a la realidad de la CEE.
La debilidad europea se explica, en parte, por el reciente colapso del puerto de San Petersburgo que imposibilita el acceso al mercado ruso. La magnitud de este colapso ha adquirido proporciones gigantescas, a tal punto que los operadores de contenedores refrigerados rehúsan cargar con este destino para no perjudicarse más. La solidaridad política de la CEE con Polonia (país que ha visto prohibidas sus exportaciones de carne a Rusia) probablemente no es ajena a este conflicto portuario. Esta circunstancia, sin ser dramática, es notablemente perjudicial puesto que la Unión Europea necesita exportar productos de gama baja hacia Rusia. Muchos contratos en firme no podrán ser respetados a causa de esta Fuerza Mayor (el acceso por carretera no es viable pues sus costes casi triplican los de la vía marítima).
El mercado interno de la U.E. se halla en una fase apática; los pedidos en fresco siguen sus flujos habituales sin alegrías y las reposiciones de productos congelados de la industria europea se retrasan hasta después de fiestas. Ni siquiera el aroma de la campaña de Navidad ha servido para reactivar el comercio del jamón en sangre para cocer, como venía sucediendo campaña tras campaña.
En resumen: España reacciona pero Europa no acompaña. Mucho nos tememos que diciembre no sea terreno abonado a una reacción (la falta de días hábiles así lo indicaría) con lo que el despegue alcista, si llega, deberá esperar a enero.
Las espadas están en alto.
Deseando bienes y aguantando males pasan la vida los mortales.
Guillem Burset |