Comenzábamos el artículo anterior señalando el excepcional rendimiento que las cerdas modernas pueden ofrecer en lactación cuando se atienden sus necesidades y el estado sanitario es bueno. Según datos del INRA en 2017, el crecimiento de las camadas oscila entre 2,5 y 3,0 Kg al día, dato que algunos comentarios personales recibidos recientemente de productores argentinos elevan hasta 3,5Kg al día. El esfuerzo metabólico para la cerda lactante es extraordinario, ya que supone generar ¡3 veces! el crecimiento diario de un cerdo de engorde. Todo ello lleva a producir camadas cuyo peso supera los 100 Kg al destete, en función de la edad al mismo, y que suponen la generación de un tercio del peso corporal de la cerda en aproximadamente 25 días.
Ese esfuerzo no es gratuito y está sujeto a variables de gran impacto que pueden disminuir considerablemente este potencial ya demostrado en granjas comerciales. Además, este esfuerzo afecta al rendimiento de la cerda, no solo en el propio ciclo sino también en el resto de su vida productiva, que puede verse sensiblemente acortada.
Dejando aparte la sanidad, cuyo extraordinario peso en los rendimientos es bien conocido y no es objeto de este artículo, vamos a revisar, según datos actuales, el impacto cuantitativo de algunos de los factores más relevantes para las cerdas en esta fase. Hay dos trabajos con un autor común (Koketsu, Y.) que han estudiado el impacto de la ingesta total y los patrones asociados (Koketsu, 1996, Rodríguez, 2023) y resulta curioso que, aunque separados por 27 años, llegan a conclusiones muy similares con algunas diferencias ‘evolutivas’ de gran valor sobre la evolución del comportamiento de las cerdas en este periodo.
Así, ambos estudios se centran en los patrones de consumo de alimento de las cerdas en lactación, y utilizan técnicas de aprendizaje automático para clasificar los patrones de consumo de alimento, encontrando que están relacionados con el rendimiento reproductivo. Uno de los puntos más interesante y donde ambos estudios coinciden de manera muy precisa es que solo el 55 % de las cerdas siguen un patrón teórico óptimo esperado (el que suelen sugerir las empresas de genética), como muestra la figura 1 (eje de las ‘y’ muestra los Kg medios ingeridos por día; el eje de las ‘x’ muestra el día de preparto – lactación).
Es decir, casi la mitad de las cerdas necesitan atención específica durante la lactación ya que tienden a desviarse de la ingesta ideal, particularmente las cerdas jóvenes. Hasta ahora, detectar estas desviaciones resultaba imposible en la práctica, ya que el pienso simplemente se administraba a las cerdas (generalmente 2-3 veces al día y sin recoger de manera regular el sobrante). Los autores describen además los otros 5 patrones de consumo asociados a diferentes grados de riesgo sobre los rendimientos productivos de la cerda y de los lechones (figura 2).
Algunos patrones alterados de ingesta de la cerda en lactación los podemos ver de forma práctica a continuación:
¿Y cuáles son los factores de influencia que se asocian al consumo de alimento de las cerdas en lactación? Según un modelo de regresión múltiple utilizado en nuestra base de datos serían:
- La paridad: Las cerdas de menor paridad consumen menos alimento y además tienen mayor riesgo de sufrir una caída en la ingesta. Ese efecto resulta frecuentemente observable en primíparas, cuyo manejo de la alimentación resulta particularmente exigente. Recordemos que según datos del INRA, la ingesta en primíparas solo llega a cubrir el 70 % de sus necesidades en el mejor de los casos por ser un animal aún en crecimiento, comparado con el 80 % en multíparas.
- El peso del lechón al destete: A mayor ingesta, mayor peso del lechón al destete.
- La temperatura de la sala de partos: Una temperatura media, alta se asocia con menor ingesta.
- El efecto de la granja: Hay diferencias significativas en la ingesta entre granjas, lo que sugiere un fuerte componente del manejo y la sanidad en la misma.
Además de esto, el segundo estudio, que utiliza un algoritmo de agrupamiento PAM (partition around medoids), evalúa el impacto de la caída de ingesta de las cerdas en lactación y señala que la baja ingesta durante toda o parte de la lactación y en particular en la primera semana, se asocia frecuentemente con una menor tasa de partos en el ciclo siguiente, mayor mortalidad predestete y un intervalo destete-cubrición más largo. Este hecho es coherente con la descripción de algunos autores de que la alimentación por debajo de los niveles necesarios puede afectar al crecimiento y maduración de los folículos, en particular en la fase preovulatoria y de diferenciación (Koketsu, 1996).
Algunos sistemas de alimentación en partos ofrecen la posibilidad del control de la ingesta en tiempo real pudiendo reaccionar de manera ágil y efectiva a estas desviaciones (figura 3).
Figura 3. Ingesta diaria y su distribución.
Kg recibidos | % distribución | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | Media diaria |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
5,9 | 98,6 | |||||||
6,7 | 99,0 | |||||||
6,7 | 99,2 | |||||||
3,5 | 99,6 | |||||||
5,1 | 99,8 | |||||||
7,5 | 100 | |||||||
4,5 | 100 | |||||||
3,9 | 100,3 | |||||||
6 | 100,3 | |||||||
2,6 | 100,6 | |||||||
2,3 | 101 | |||||||
4,6 | 101,2 | |||||||
7,1 | 101,6 |
Los colores azules indican el porcentaje ingerido respecto del esperado en cada una de las 6 ventanas de alimentación del día. La columna de la derecha indica la media del día.
> 100 % | 100-75 % | 75-50 % | 50-25 % | 25-0 % |
Los sistemas modernos ofrecen información de calidad en la propia sala de partos, alertando de desviaciones en tiempo real. La imagen 1 muestra una pantalla de ejemplo con la plaza 1302 ocupada por la cerda 663, con una curva de multípara en invierno con 28 d de lactación que, en la segunda comida del día a las 9 h 53 min, ya ha comido 4,064 Kg lo que supone un 119,95 % de la ingesta esperada hasta ese momento.
En general, el artículo destaca la importancia de identificar y gestionar los factores de riesgo que afectan el consumo de alimento durante la lactación y de reaccionar rápidamente ante cualquier desviación de este, para mejorar el rendimiento reproductivo de las cerdas tanto en ese ciclo como en los siguientes.