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El diseño de un pienso medioambientalmente poco contaminante... ¿es una tarea exclusiva del nutrólogo?

Planteamiento
13 mayo 2003
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Ramón González engorda cerdos en una zona de alta concentración de granjas de porcino. La Administración ha decidido conceder ventajas fiscales a los productores que consigan reducir la carga de nitrógeno de los purines.

Ramón pregunta a su proveedor de pienso si sería posible elaborar un pienso bajo en proteína, para que, sin aumentar la conversión, los purines fuesen menos agresivos medioambientalmente.

El nutrólogo y el gerente de la fábrica de pienso valoran la petición del ganadero. La acaban aceptando: peticiones como la del Sr. González comenzarán a ser frecuentes.

El fabricante de pienso ha puesto a punto un nuevo sistema para organizar el diseño de los piensos. Este nuevo sistema tiene más que ver con la organización global del diseño de los piensos que con el proceso de formulación en sí mismo. Ésta es la primera oportunidad de poner a prueba las ventajas de organizar bien a un equipo.
  • La tarea de diseñar un pienso, ¿dónde empieza y dónde acaba?
  • El diseño de los piensos, ¿es una tarea exclusiva del nutrólogo?
  • ¿Quién debe intervenir en el diseño de los piensos?


Análisis

Todo diseño ha de constar de tres etapas:

1. Tener muy claro qué es lo que se quiere: marcar objetivos
2. Realizar el diseño propiamente dicho.
3. Comprobar que los objetivos se han conseguido.

Marcar objetivos: recordemos tres de las características que ha de tener un objetivo: concreto, mesurable y asequible.

Por ejemplo, si uno de los objetivos es que el pienso sea bajo en proteína... ¿qué quiere decir "bajo en proteína"?: ¿16%?¿15%?¿12%?¿10%?.

Para aceptar un diseño es importante que el responsable del diseño consulte a todas las personas que vayan a intervenir en el mismo. Que haya un único responsable del conjunto del diseño no quiere decir que todo el diseño lo deba realizar él.

Por ejemplo, si lo que se pide es realizar un pienso que no incluya mandioca, el propio nutrólogo puede decidir si eso es o no posible. Si lo que se pide es un pienso ensacado y paletizado de una forma particular, el responsable del diseño deberá consultar al jefe de fábrica si la paletización que se solicita es técnicamente posible.

Realización del diseño: el diseño propiamente dicho de un pienso podría constar de las etapas:

1. Definición de ingredientes
2. Definición de la fórmula
3. Definición del proceso productivo
4. Definición de pautas de buen uso
  • Definición de los ingredientes: debe comprobarse si todos los necesarios están claramente definidos por medio de unas especificaciones. Es imprescindible que quien compre tenga claro qué es exactamente lo que se debe comprar.

    Supongamos que un cliente quiere que su pienso de gestación incluya un aditivo particular. Deberemos comprobar si disponemos de ese aditivo. Si no fuese así deberemos definir la especificación en este momento para tener claro cuando se compre, qué es lo que se compra, criterios de aceptación...

  • Definición de la fórmula: con todos los ingredientes definidos ya podemos elaborar la fórmula.

  • Definición del proceso productivo: una vez disponemos de la fórmula debemos indicar a la fábrica cómo debe producirla. Muchas veces éste paso se deja en las manos del jefe de fábrica, quien puede no conocer algún requisito especial del cliente.

    Este paso puede consistir en analizar conjuntamente nutrólogo y jefe de fábrica si la fórmula podría dar algún problema de producción, qué plan de incompatibilidades le sería de aplicación, por qué granuladora se ha de hacer pasar, o si hay alguna limitación en el tratamiento térmico que se le pueda dar al pienso.

  • Definición de las pautas de buen uso del producto: se ha de definir qué información se transmite (y cómo) al usuario del producto para que lo utilice de una forma correcta y segura. Esta fase, a menudo olvidada, es crítica: no saber informar de cómo se ha de usar el producto puede tener como consecuencia que no funcione correctamente en condiciones no experimentales.
Comprobación de que se ha conseguido lo que queríamos: hemos de distinguir dos conceptos: verificar y validar. Verificamos que los objetivos teóricos se han alcanzado. Validamos que, independientemente de que hayamos alcanzado los objetivos teóricos, el resultado del diseño cumpla su cometido.

Si se nos solicita la producción de una tolva de un nuevo tipo de plástico, verificaremos que las tolvas que fabricamos son de ESE tipo de plástico. El paso siguiente consiste en comprobar que esta tolva sirve para el uso para el que fue diseñado: validaremos el diseño. Si el plástico del que está construida transmite mal sabor al pienso, los animales no lo consumirán, y por lo tanto la tolva no servirá para nada: el diseño no estará validado (a pesar de estar verificado).

La documentación del sistema de diseño ha de poder demostrar que TODAS estas fases se han seguido. A priori puede parecer complicado y farragoso: la experiencia nos demuestra que soluciones sencillas e imaginativas no sólo dan fe de que se han seguido todas las fases, sino que además en cierta manera OBLIGAN a que se sigan TODAS las etapas del proceso de diseño (impidiendo, por ejemplo, que empiece la formulación hasta que todas las materias primas hayan sido dadas de alta en el sistema informático administrativo y que por lo tanto pueda procederse a su compra normalizada, con todos los controles necesarios).


Solución

Ramón González fue a la fábrica con un planteamiento excesivamente genérico: "quiero un pienso bajo en proteína para que los purines sean menos contaminantes".

El nutrólogo cree posible diseñar un pienso que cumpla estos requisitos, aunque prefiere definirlos con mayor claridad. Después de hablar con el ganadero y tras haberle explicado las diferentes opciones que hay, el compromiso aceptado por las dos partes es "elaborar un pienso de entre 14 y 15% de proteína bruta con el objetivo de reducir entre un 10 y un 15% el nitrógeno de los purines obtenidos con la alimentación normal de los cerdos del Sr. González."

Para diseñar el pienso en cuestión el nutrólogo decide experimentar con un ingrediente con el que nunca había trabajado: la treonina sintética. Por lo tanto lo primero que debe hacer es hablar con la responsable de compras y entre los dos definir las especificaciones básicas de la treonina, y las exigencias que se pedirá a los proveedores de este ingrediente. Ahora ya se puede comprar la treonina con la tranquilidad de que los controles del proceso de compras garantizarán el cumplimiento de los mínimo exigidos por el nutrólogo.

El nutrólogo y el jefe de fábrica se reúnen un momento para valorar si la producción de la nueva fórmula puede resultar problemática a nivel de fábrica. El jefe de fábrica no ve problemas a priori, de forma que, tras comprobar que la fórmula da una proteína bruta teórica de un 14%, se pasa a producción.

Para asegurar que el pienso está perfectamente identificado en la nave del Sr. González en la que se hará la prueba, aparte de la etiqueta reglamentaria se añade otra etiqueta con instrucciones precisas para los cuidantes de cómo deben administrar el pienso y qué cuidados deben tener en la prueba, amén de las consabidas instrucciones de conservación del producto.

Durante la prueba se verifica (análisis de muestras) que los niveles de proteína del pienso son los pretendidos.

Para validar el pienso se comprueba que la conversión equivale a la del pienso "normal". También de debe comprobar si los niveles de nitrógeno del purín se han reducido lo que se pretendía. En este caso se comprueba que si bien los niveles de nitrógeno se han reducido, la reducción no ha llegado al 10%.

Por lo tanto ante esta situación tanto el Sr. González como la fábrica de pienso saben que no han conseguido lo que pretendían. Ahora está en manos del Sr. González aceptar ese nivel de reducción como suficiente, o bien pedir que se siga investigando para llegar a los niveles pactados.

Xavier Bará. QSM Consultors. España

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