En septiembre hemos empezado una espiral bajista que parece retroalimentarse. Sobran cerdos, pesan más y hay prisa para sacrificarlos. Lo que sucede en España debemos enmarcarlo en el ámbito de la UE donde la bajada es general. Hemos retrocedido 10 céntimos por kilo vivo –lo que no es baladí– y todo indica que no hemos visto el final.
España es miembro de pleno derecho de la Unión Europea, que a su vez es una Unión Aduanera con reglas comunes para sus miembros. Internamente es una zona de libre comercio y en el contexto actual el comercio de carne de porcino es muy eficiente y rápido; podríamos decir que los distintos mercados nacionales se comportan obligadamente de forma similar.
Precio del cerdo en España - Lleida
Hechas estas afirmaciones queremos señalar el comportamiento reciente de los precios del cerdo en varios países europeos:
- Todos los mercados –con la única excepción de Gran Bretaña– están descendiendo con violencia desde hace pocas semanas.
- España es el único mercado europeo significativo donde en 2013 se ha superado el precio máximo del año anterior (junto con Italia, cada vez menos trascendente).
- Alemania y Francia se han limitado a alcanzar el máximo del año pasado.
- Holanda y Bélgica han quedado rozando el precio récord del año pasado sin alcanzarlo.
- Dinamarca y Polonia han quedado lejos del máximo del ejercicio anterior.
Venimos de más arriba y por ello la corrección será más severa.
Resulta de difícil comprensión lo que está ocurriendo, no sólo en nuestro territorio sino en toda Europa. La oferta de ganado es muy importante y ni siquiera la máxima actividad de los mataderos la puede absorber. El escenario es radicalmente distinto al de hace sólo seis semanas y el único factor diferencial significativo que conocemos es la benignidad de la climatología.
Los descensos del ganado se han trasladado a la carne con toda rapidez, el mercado se muestra fluido y aunque la oferta de carne es muy importante no quedan partidas invendidas por lo general (aunque sea a costa de ofertar de forma rompedora).
No queda otra que esperar que escampe; a no tardar el mercado debe encontrar su suelo de resistencia y a partir de él podremos avanzar esperanzados. Queda el consuelo de la abundancia de alimento a buen precio.
El gran Winston Churchill enunció con motivo de la situación de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial una explicita frase -sin tiempo verbal- que viene muy al caso. Dice así: “Cuando yunque, yunque; cuando martillo, martillo”.
Guillem Burset