Deberíamos ser todos muy conscientes de que lo que hemos vivido desde marzo-abril hasta hoy es tan excepcional que probablemente sea irrepetible. Con el paso del tiempo quedará todo como un magnífico período recordado por muchos con nostalgia.
Lo cierto es que continúa el inmenso flujo exportador hacia China, que Europa ve cómo se drena su mercado interno y que los cerdos han iniciado, en pleno noviembre, la senda de la subida de su precio.
Se han necesitado unos dos meses para romper el marco mental de quienes configuran la mesa definitoria del precio en Mercolleida. Objetivamente los factores que justificaban los aumentos de los días 21 y 28 ya existían semanas atrás: ha hecho falta que Dinamarca liderara las subidas ya en octubre, que Holanda se desacomplejara a inicios de noviembre y -finalmente- que Alemania rompiera con brusquedad sus "barreras repetitivas" a mediados de mes para que Mercolleida emitiera su dictamen de -ahora sí- subida inapelable. 6 céntimos de subida por kilo/vivo en dos semanas son un aumento tangible, toda una declaración de fuerza.
Los cerdos suben decididamente y 2019 será recordado como un año récord de beneficios para la producción. Veremos si cerramos el año a un nivel nunca visto. Todas las miradas están puestas en China.
El mercado está intratable; con China pagando entre 0,50-1 euro por encima de cualquier precio comunitario, es imposible prever o planificar nada. La inminencia del Nuevo Año Chino, que todo lo paraliza, podrá aportar un receso en el ritmo de las cargas pero los mataderos continuaran congelando a más no poder para cargar y enviar los contenedores en enero.
Mientras continúe el gigantesco déficit chino, la situación actual persistirá. Nada parece indicar que China vaya ganando en su lucha contra la PPA; no podemos imaginar en qué fecha se podrá recuperar la cabaña china diezmada. Consultores de probada profesionalidad pronostican un mínimo de tres años a partir de ahora. No podemos ni imaginarnos cómo quedará el sector de transformación en Europa. Sin poder repercutir las subidas en los precios de los productos transformados no hay nada que hacer, no hay escapatoria… habrá que cerrar.
En lo que llevamos de año, las exportaciones españolas de carne de cerdo han subido un 10% en total (bastante más que el aumento de sacrificio, es decir el consumo en España ha retrocedido). Hemos exportado a China en total, de enero a setiembre, unas 417.000 toneladas. Esta cifra supone un 70% más que en 2.018 y también supone un 22,15% del total exportado por España. Hasta hace pocos años, nuestro primer cliente era indiscutiblemente Francia; llegó China y ahora mismo nos compra casi el doble que Francia.
La euforia desbordada no debería cegarnos ni enturbiar nuestros sentidos. Parece razonable plantear interrogantes de futuro: ¿qué ocurrirá cuando China vuelva a la autosuficiencia? ¿cómo vehicularemos los cerdos y la carne que habremos producido de más en el interín?
La prudencia obliga a reflexionar con cautela respecto al porvenir. Convendría plantearnos distintos escenarios para el día después. Sabemos que ahora mismo vivimos en una burbuja. Elaborar distintos planes para distintas contingencias parece inteligente aún a riesgo de ser tildado de agorero. Un plan A, un plan B (e incluso un plan C) parecerían acertados. No es bueno tener todos los huevos en una sola cesta.
Confiemos en que no debamos aplicar nunca aquella máxima del refranero español que reza "aquellas lluvias trajeron esos lodos…"
Guillem Burset