A priori es fácil intuir su trascendencia real cuando se tiene en cuenta que la carne magra de cerdo tiene un contenido en agua del 75% o que la leche de la cerda tiene una humedad del 80%.
Además, desde el punto de vista fisiológico, son numerosas las funciones donde participa el agua:
• Mantenimiento y crecimiento tisular • Reproducción y lactación • Regulación térmica • Mantenimiento del equilibrio osmótico • Eliminación de metabolitos y compuestos tóxicos |
Y todas ellas, relacionadas con la rentabilidad de la producción porcina. Por tanto, su consumo inadecuado tiene las correspondientes repercusiones negativas:
• Menor consumo y digestibilidad del pienso • Retraso en el crecimiento • Menor fertilidad • Trastornos digestivos (diarreas) • Menor producción láctea y peso de los animales al destete y sacrificio |
Aunque el consumo de agua varía fundamentalmente en función de la edad, peso y estado fisiológico del animal, el aporte de un agua de calidad se asocia a un consumo diario de 3-5 litros por kilo de pienso consumido.
Calidad y tratamiento del agua
La falta de investigación anteriormente mencionada no permite, en muchos casos, definir con precisión los niveles recomendables y los máximos tolerables para los diferentes parámetros a controlar en el agua de bebida de los animales domésticos en general y del porcino en particular.
Se han publicado diversas recomendaciones sobre la calidad del agua centrándose en una serie de parámetros (tabla 1).
Tabla 1. Estándares de la calidad del agua (ppm) | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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1Sólidos Disueltos
Totales * Environmental Protection Agency (USA) ** Directiva 98/83/CE del Consejo, de 3 de noviembre de 1998, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano |
Si, además, tenemos en cuenta que otros muchos compuestos químicos potencialmente tóxicos pueden estar disueltos en el agua, es fácil deducir la necesidad de establecer controles periódicos y realizar tratamientos del agua sin perder de vista el análisis cuidadoso de los costes asociados.
De acuerdo con Carter (2000), a continuación se presenta una síntesis de los diversos tratamientos disponibles para los contaminantes que con mayor frecuencia pueden encontrarse en el agua (tabla 2).
Tabla 2. Opciones para el tratamiento del agua | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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R Tratamiento reconocido para adaptar el agua a la legislación
(Water Quality Association) T Tratamiento opcional para reducir de forma efectiva los niveles de contaminación Adaptado de Carter (2000). American College of Poultry Veterinarians and Western Poultry Disease Conference |
Conclusiones
Por todo lo expuesto anteriormente, la calidad microbiológica/físico-química del agua no ha de darse nunca por supuesta.
Limitaciones en la cantidad y calidad del agua suministrada reducen los índices productivos y pueden desencadenar patologías inespecíficas.
Los análisis periódicos nos permiten conocer las características microbiológicas/físico-químicas del agua de la explotación y detectar posibles cambios y desviaciones de los estándares recomendados.
Resulta útil desarrollar un programa de control y mantenimiento tanto del agua en sí como del sistema de suministro a fin de asegurar las recomendaciones anteriores.
Escribe L. Barroso luis.barroso@dan-sp.com