El año ha terminado con una inflexión a la baja atribuible tanto a la necesidad del matadero de recuperar márgenes como a la inevitable acumulación de festivos.
La crisis generada en 2008 por la especulación en las materias primas ha quedado felizmente atrás, este ha sido un aspecto muy positivo del año que termina (¿habrán aprendido quienes pecaron?) aunque el balance global no es para tirar cohetes.
El ejercicio acaba con menor disponibilidad en granja, la oferta es menos apabullante que meses atrás y solo falta que la demanda acuda a la cita. Las exportaciones fuera de la CEE no son ni sombra de lo que fueron en otros momentos (prueba irrefutable de ello lo constituye el desolador panorama de las grasas) y la demanda interna no es ni alegre ni intensa.
El gigante alemán bate semana tras semana sus récords históricos de sacrificio, rozando 1.300.000 cabezas sacrificadas en una semana. Esta abundancia de sacrificio se traduce en un nivel de autosuficiencia de un 120 – 125% con lo que su actividad compradora de carnes europeas no existe y, además, sus excedentes inundan –muchas veces sin criterios claros– el resto de mercados internos de la UE. Esta situación es muy determinante en ella misma al suponer un giro de 180º de lo que podríamos llamar “la tradición”. En cualquier caso hasta una cuarta parte de los cerdos sacrificados en Alemania han nacido fuera de sus fronteras, lo que no deja de ser una debilidad estructural; si se trata de un gigante con pies de barro sólo el tiempo lo dilucidará.
Varios reputados operadores europeos nos han manifestado su convencimiento que 2010 será un ejercicio bastante más turbulento que los últimos, puntualizando que a partir de marzo (abril a lo sumo) deberían aparecer espacios vacíos significativos en la oferta. Compartimos este punto de vista, ya veremos si los hechos nos dan la razón y en la próxima primavera se nos ofrece el complemento a los presentes navideños de estos días.
La pluma no da hoy para más. Agradecemos la fidelidad de los lectores y deseamos para todos una Feliz Navidad y un Año Nuevo plagado de sorpresas agradables.
Guillem Burset |