Termina 2012 con un balance mejor del que muchos esperábamos; en efecto, no ha sido excelente para el ganadero pero se han salvado los muebles. Tampoco el matadero ha afrontado en todo el ejercicio ninguna situación critica. Las matanzas han batido récords y las exportaciones también: ojo al dato, cuando se publiquen las cifras resultará más patente que nunca que nuestro mercado depende de la exportación.
El año ha sido atípico: la “mítica semana 22 y su continuación” pasó sin pena ni gloria y en otoño no hemos visto los clásicos descensos. Diciembre es en si mismo también atípico: las bajas de las dos últimas semanas no tienen nada de tradicionales y la tregua navideña no ha sido tal.
Los flujos comerciales se complican en estas fechas y las matanzas acaban resintiéndose, la oferta es importante y presiona. Mercolleida ha dictado veredicto a la baja en un colofón de ejercicio bastante más complicado de gestionar de lo habitual.
Quedan cerdos para sacrificar y dos semanas complicadas: el inicio de 2012 no invita al optimismo aunque no descartamos aquello de que un mal comienzo puede ser el preludio de un excelente final. La verdad es que ninguna fuente (habitualmente bien informada) se atreve a lanzar un pronóstico claro.
Repetimos lo obvio: la globalización afecta más y más nuestro mercado y la excelencia en la gestión es la única garantía de supervivencia.
Es Navidad y en estas fechas se impone el reposo en el entorno familiar amigo: deseamos a nuestros lectores una Feliz Navidad y un Año 2012 desbordante de sorpresas agradables.
Charles Dickens dijo una vez: “Honraré la Navidad llevándola todo el año en el corazón”
Guillem Burset