La profundidad de la crisis europea del porcino obedece principalmente al aumento exagerado de la oferta, año tras año, en los últimos ejercicios.
Para intentar solucionar la presente crisis se han arbitrado varias medidas: en primer término la UE. decidió poner en marcha una operación de estocaje privado con una amplitud de 100.000 Tm. Esta semana, una vez constatado que, después de 85.000 Tm efectivamente contratadas, el mercado no reaccionaba, se ha suspendido esta operación para implementar restituciones a la exportación (subvenciones a toda la carne que es exportada fuera del territorio comunitario). Las restituciones presentan la ventaja de favorecer la exportación (esa carne abandona Europa para no regresar) y se han hecho necesarias para:
- compensar el desequilibrio derivado del hundimiento del dólar (si la divisa americana es muy barata, la carne exportada de los países de esa órbita deviene muy atractiva)
- “desatascar” el mercado interno de la UE.
La realidad es tozuda: a pesar del éxito relativo de la operación de estocaje (España ha liderado la misma, con contratos que exceden en total de 16.000 Tm) el mercado europeo ha seguido anclado, imperturbablemente, en la zona baja. Veremos si las restituciones se revelan más efectivas.
Creemos que la verdadera solución a la crisis actual (profunda, persistente, incomoda y muy grave) sólo puede llegar de la mano de una reducción sustancial de la cabaña europea. El aumento firme y sostenido de la producción de estos últimos años se nos antoja como un AVE desbocado que no se puede frenar ni en 100 ni en 200 metros. A falta de incidencias que afecten a otras carnes (como ha sido el caso con la gripe aviar, glosopeda en Inglaterra etc.) no queda otra solución que adaptar la oferta a la demanda.
Las dos últimas alzas de Mercolleida cabe interpretarlas con suma prudencia: es cierto que la oferta se presenta menos abrumadora pero no es menos cierto que el final de diciembre aparece trufado de festivos. Es cierto que el precio mínimo queda atrás, pero no es menos cierto que la verdadera reacción al alza queda aún lejana.
Como hemos manifestado en otras ocasiones, la reacción de nuestro mercado sólo puede ser duradera y confirmarse si el resto de las plazas europeas acompañan, lo que no es el caso por ahora. Veremos si los fríos del invierno y la rentrée de enero pueden ayudar.
Estamos convencidos que el escenario en abril-mayo será completamente distinto: la oferta debería escasear y los precios escalar posiciones hasta niveles record.
Esperemos que estas previsiones se confirmen.
Siempre que ha llovido ha escampado.
Guillem Burset |