Aventuramos en el anterior comentario que el precio del cerdo no parecía tener más recorrido alcista lo que han confirmado los sucesivos mercados.
Efectivamente, el consumo ralentizado -apático y sin ideas- pesa más que la falta de peso en el ganado a la hora de la fijación del precio. Las ultimas repeticiones se han producido más por tradición (estamos en julio, por Dios!) y por el hecho de encontrarnos en verano que no por el efecto puro de la ley de la oferta y la demanda.
Mataderos muy profesionales manifiestan “sotto vocce”, y únicamente en la intimidad, que sus pérdidas son hemorrágicamente dolorosas. Este hecho, por si sólo, impide toda aspiración de mejora. En efecto, si la cuenta de explotación de quien sacrifica el ganado es negativa indudablemente su moral se halla por los suelos.
Nos parece que agosto deparará sesiones de Mercolleida rebosantes de tensión, los mataderos apelarán a una reducción de cotizaciones que les permita “respirar mejor” y los ganaderos, muy en su papel, defenderán que el ganado no gana peso y se sacrifica muy por debajo del peso ideal. Los lectores saben que ésta es una lucha clásica y el escenario es bien conocido.
En ausencia de estímulos externos no esperables (ni Alemania ni Francia parecen animadas a liderar con entusiasmo ninguna decidida reacción) nos parece que las semanas transcurrirán expectantes en espera de una lonja donde el precio bajará, tanto más bruscamente cuanto más tarde se produzca este cambio.
Nos queda esperar que la rentrée de final de Agosto tenga el impulso suficiente para minimizar los daños, aunque todo está por ver.
El sector porcino en su conjunto no está de suerte; en efecto ninguno de los eslabones de la cadena se declara satisfecho (y esta es una novedad aparecida en los últimos 6 -7 años): el ganadero tiene razones para el descontento, el matadero parece hallarse perennemente en dificultades y la industria transformadora no puede, de ninguna de las maneras, lanzar cohetes. ¿Recuperaremos en un futuro lo que se conocía como “la dicha va por barrios” donde siempre algún eslabón de la cadena respiraba feliz?? Mucho lo dudamos en un mundo globalizado e hipercompetitivo…
Es indudable que después de meses y meses en crisis se han producido varios realineamientos en el mercado cárnico: las piezas nobles no consiguen sus valoraciones históricas ni de lejos (ratio precio pieza noble / precio cerdo en canal) y partes muy modestas y asequibles de la canal se hallan enormemente sobrevaloradas. En si mismo este es un fenómeno neutro en lo que respecta al precio del ganado, aunque es significativo que las piezas que más pesan encuentren sólo un mercado desganado y pasivo.
Confucio dijo una vez: “nuestra gloria más grande no consiste en no habernos caído nunca sino en habernos levantado después de cada caída”.
Guillem Burset |